20-LÁGRIMAS

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LENA

Escuché el coche alejarse y mi corazón se rompió en mil pedazos. Kara se iba, me dejaba sola.

Puse una mano sobre mi vientre. Quizás debí hacer caso a Kara. No era el momento. O tal vez, al menos, debí contarle lo que iba a hacer. Pero tenía tanto miedo de perder a Katie... Tal vez ella no habría aguantado hasta que su hermano o hermana naciera, tal vez habría muerto antes. Pero yo debía intentarlo. Tenía una pequeña esperanza de que nuestra hija siguiera luchando.

Ahora Kara estaba enfadada. Y sabía que tenía motivos para estarlo. Alex y yo entramos en su despacho, y nos llevamos algo que era suyo. Yo no tenía ningún derecho a adueñarme de sus óvulos, por muy casadas que estuviéramos. Ningún derecho. Además, yo misma le pedí a Kara que realizase ella el proceso, porque quería que sintiera que realmente este bebé era de ambas, que ella había tenido una parte importante en todo esto. Y al final, le robé también esa oportunidad.

Me tumbé sobre la cama, intentando dejar de llorar, pero era imposible

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Me tumbé sobre la cama, intentando dejar de llorar, pero era imposible.

-Katie: ¿Mami...? – dijo entrando en la habitación y mirándome - ¿Por qué lloras, te duele la tripita?

-Lena: No cielo...

-Katie: ¿Y mamá...? Ella puede curarte, como a mí... ¿voy a buscarla?

-Lena: Mamá no está cariño...

-Katie: ¿Y dónde está?

-Lena: No lo sé... Ve a dormir, es muy tarde.

-Katie: ¿Puedo dormir contigo? Para que no estés solita...

-Lena: Está bien... - dije mientras se tumbaba a mi lado.

-Katie: No llores, mami... - dijo abrazándome.

La observé. Y entonces entendí la desesperación de Kara por salvarla. Por darle esa cura, aunque no la hubiese probado. Después de todo, ya no teníamos nada que perder, ya apenas nos quedaban esperanzas. Kara sólo utilizó el último recurso que tenía a mano, sin pensar en las consecuencias. Pero Katie estaba viva. Y era gracias a Kara. Fui muy injusta con ella. Pero yo tampoco era capaz de pensar con claridad en aquél momento. Si yo hubiese estado en el lugar de Kara, posiblemente, habría hecho lo mismo. Y ella lo habría entendido. ¿Verdad?

Cuando se quedó dormida me levanté. Cogí el móvil y llamé a Kara, pero no contestó. Ni siquiera daba señal. Había apagado el móvil. La volví a llamar doce veces más a lo largo de toda la noche. Nada. Seguía apagado. Debía estar muy enfadada. Kara odiaba apagar el móvil, por si había alguna emergencia. No, Kara no apagaría el móvil.

Entonces recordé el día de la presentación, cuando no conseguí hablar con ella porque había tenido un accidente. Se me hizo un nudo en el estómago y empecé a imaginarme cosas horribles. Kara no estaba en condiciones de conducir. Empecé a llamar a todos los hospitales, preguntando por ella. No estaba ingresada en ninguno. Eso me tranquilizó. Durante algunos segundos. Porque luego empecé a pensar en cosas aún peores. Si no estaba ingresada, es porque estaba... ¿muerta? No, no podía ser eso. A lo mejor, sólo estaba herida y no la habían encontrado, o a lo mejor... Sólo lo tenía apagado.

Segunda oportunidad AU (Lena G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora