Kara y Lena llevan seis años casadas y tienen una hija en común. Pero Kara ha cometido algunos errores que han traido consecuencias Terribles.
Ahora, Kara tendrá la oportunidad de cambiar el pasado y corregir sus errores. ¿Podrá hacerlo?
-Lena: No te has puesto el perfume... - dijo mirándome.
-Kara: No lo soporto...
-Lena: Pero es tu preferido...
-Kara: Lo sé... Pero... Me parecía demasiado... fuerte.
-Lena: No importa... -dijo sonriéndome. En ese momento, mi estómago rugió con fuerza – Parece que alguien tiene hambre... Comamos un poco.
-Kara: Sí... - dije, volviendo a sentarme.
Lena era previsora, así que había elegido cosas que podían comerse frías o calientes, así que no tuvimos problema. Comimos, hablando sólo de vez en cuando. Sí, la había perdonado, pero seguía doliendo. Cuando terminamos, nos levantamos y Lena me abrazó por detrás, dejando sus manos sobre mi vientre mientras mirábamos hacia el lago.
-Lena: ¿Quieres bañarte?
-Kara: ¿Ahora...? ¿No es peligroso?
-Lena: No si no nos vamos muy adentro... -dijo, besando mi cuello, haciendo que notase un cosquilleo recorriéndome por todo el cuerpo. Lena sabía perfectamente que ese era mi punto débil. O uno de ellos, al menos.
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-Kara: Lena, no sé si...
-Lena: ¿Estás cansada?
-Kara: No, no mucho...
-Lena: Entonces vamos al agua... - dijo apartándose y empezando a desnudarse.
-Kara: Está anocheciendo...
-Lena: Mejor, más romántico... - se acercó y me besó. – Cariño, ¿estás bien? – dijo, al ver mi cara de no saber qué hacer.
-Kara: Yo... - dije, mirándola. ¿De verdad quería resistirme y decirle que no? ¿Después de estar esperándome durante horas al lado de ese lago? - ¿Me ayudas a quitarme el vestido?
-Lena: Claro...
Cuando ambas estuvimos desnudas, Lena cogió mi mano y empezamos a entrar en el lago.
-Kara: Está fría...
-Lena: Pronto no lo notarás...
Nos metimos casi hasta el cuello y Lena me abrazó, besándome. Noté su erección rozándome bajo el agua.
-Kara: Pero si ni siquiera te he tocado... - dije mirándola.
-Lena: Sabes que no necesitas tocarme para eso...
-Kara: Oh, Dios...
-Lena: Relájate un poco...- volvió a besar mi cuello, haciendo que me agarrase a ella con fuerza.
