Because Of You [Symbrock]

Capítulo IX

La vista se le iba nublando poco a poco, todo se estaba volviendo oscuro, y lo único que él más deseaba era encontrar a su compañero. Apenas se conocían hace un mes y algunos días; ¿que clase de persona se encariñaba con alguien en tan poco tiempo? ni el mismo sabía la respuesta, era la primera vez que le pasaba. Amó a Ann y por eso conocía bien el sentimiento, pero lo que sentía por el simbionte era mucho más que eso, era raro de explicar; ¿acaso eran a lo que llamaban almas gemelas?, no era creyente de esas cosas pero estaba claro que otra explicación no había. Anhelaba estar al lado de Venom. Por eso mismo, no podía ni quería imaginar que eso fue una despedida.

- "¿Eddie?" -preguntó al frente suyo, una voz que reconocía perfectamente. Era Dan- "¿Qué haces bajo la lluvia?" -se oía algo preocupado.

El castaño ladeó la cabeza, ¿acaso estaba decepcionado?, esto era demasiado obvio; pues el esperaba que fuera por quién tanto clamaba, no la pareja de su ex. Aún así, estaba muy agradecido con él, Dan era una persona muy amable. 

Al ver que Eddie no respondía, el doctor atinó a levantarlo del frió suelo y subirlo a su auto, no quería que se siguiera empapando con la lluvia. 

- "No quiero volver al hospital, llévame a mi casa" -pidió, para luego mirar por la ventana en todo el camino. Se entretenía viendo las gotas resbalar por esta.

Al llegar, se despidió dándole las gracias al doctor y subió directo a su habitación. Cerró los ojos al abrir la puerta; tenía esperanza que al abrirlos este su compañero, comiendo Tater Tots o chocolates mirando la televisión, como siempre solía hacer. Pero tal cosa nunca pasó, en cambio, sintió una gran punzada en su corazón. Nunca pensó que este momento llegaría, se había imaginado toda una vida junto al pelinegro; hasta habían planeado ir al cine juntos por primera vez, hacer llamadas telefónicas falsas o todas esas bromas que hacían los adolescentes; pues así se sentían, hace un mes atrás odiaba hacer esas cosas pero tan solo imaginarselas haciéndolas con él las hacia ver todo lo contrario. Siendo sincero, lo único que le hacía feliz era pasar momentos con su persona favorita, riendo juntos. Pero ahora todo eso había acabado, sabía perfectamente que había soñado con los ojos abiertos, y por eso, se sentía un completo idiota.

No tenía ganas de comer, se sacó la ropa mojada dejándola sobre la mesa, después limpiaría. Con pasos pesados, se dirigió hacia la cama; en la cual se desplomó secamente. Se colocó en una posición fetal, abrazándose a si mismo, sentía como su reciente arreglado corazón volvía a partirse en mil pedazos.