Parte Siete.

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Hoy cumplíamos años de casados ¿Puedes creerlo? Yo aún no, realmente el tiempo se pasaba volando.

Con la idea de una cena perfecta salí temprano de casa, hoy no paraba de sonreír, realmente estaba ilusionado.
En todo el trayecto al supermercado no pude parar de sonreír, realmente estaba emocionado.
Miraba de vez en cuando la hoja de papel con las cosas que había anotado en forma de lista, mis pasos se hacían cada vez más lentos mientras mi mirada permanecía en una persona parada a unos metros frente a un local de aparatos electrónicos.
Ahí estaba él.

Sentí su mirada sobre mí, más no le presté atención hasta que escuché su voz pronunciando mi nombre.
Quería evitarlo, fingir que no le había notado, pero fue demasiado tarde. Mis ojos le miraron de pies a cabeza y mi mano se alzó al igual que la suya en forma de saludo.
SeokJin sonrió ampliamente y se acercó, yo simplemente quería salir huyendo.
"Hey Jiminnie, hace tiempo no te he visto, ¿Cómo va todo?" ¿Por qué te atrevías a ser así? Quería decirte tantas cosas, gritarlas en tu cara, quería golpear ese bello e insoportable rostro.

A tu lado cualquiera podría sentirse tan insignificante.
Llevabas un traje azul verdoso, era precioso. Tu pelo estaba impecable, peinado hacia arriba y con una suave inclinación.
Te veías tan irreal, tan bello, con tanta luz. Con todo aquello que él amaba y yo había dejado de tener desde hace un tiempo.
Seguiste hablando del trabajo, de cosas personales, mencionaste un nuevo amor, pero nunca escuché que de tus labios saliera su nombre, solo decías una y otra vez lo perfecto que era, lo mucho que eran juntos y que posiblemente en un futuro, serían.
Te despediste diciendo que tenías que volver al trabajo, agitaste tu mano alegremente y lo único que pude hacer fue asentir.
Fingían tanto, yo también lo hacía.

Mentiría si digo que disfruté el resto de mi tarde haciendo las compras.
También mentiría si dijera que seguía con la misma emoción. Tenían el poder de cambiar todo en un simple chasquido de dedos.

Dejé de pensar por unas horas en ustedes.
Me inspiré para vestirme bien, quería estar presentable y bonito.
No es como si pudiera verme tan bien como él.
Había elegido el tipo de conjunto que te gustaba. Aquellos pantalones entallados que hacían lucir mis piernas y mi cadera.
Una camisa algo suelta que no hacía más que disimular esos kilos apenas notorios que tenía de más, pero que al parecer tú los notabas fácilmente.

Faltaban unos minutos para que llegaras y yo estaba desesperado.
Caminaba de un lado a otro como un adolescente en su primera cita.
La puerta se abrió y entraste tú, tan perfecto como siempre.
Me miraste con una ceja alzada y preguntaste el motivo de mi vestimenta.

No era la primera vez que lo olvidabas, pero fue la primera vez que me dolió que lo hicieras.
Es nuestro aniversario, amor.
Aquello al parecer te tomó por sorpresa, aun así, aceptaste cuando tomé tu mano y te hice caminar a la mesa, deseando que no me soltaras nunca.

Cenamos en silencio, tu celular no dejaba de sonar en mensajes hasta que simplemente bajaste el volumen.
Me mirabas de vez en cuando, tus ojos reflejaban que algo ibas a decirme, aun así, no lo hiciste.

Después de agradecer por la cena tomaste mi cintura y me abrazaste.
¿Por qué sentía que ese abrazo reflejaba pena?
Esta noche me acompañaste, hablamos un poco mientras limpiábamos la mesa y por primera vez en esa semana reímos juntos, reímos de verdad.

Ese momento me hizo ilusionarme.

Sé que no debí hacerlo.

𝐈𝐍𝐅𝐈𝐄𝐋┃𝐘𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora