Parte Uno.

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Otra vez veo tu cuerpo atravesar la puerta de nuestro hogar, veo tu rostro cansado. Aun así, logro apreciar esa pequeña sonrisa en tu rostro y un sentimiento de felicidad me llega.

¿Qué te tiene tan feliz?
Espera...nuestros ojos se ha cruzado y tú sonrisa se ha borrado, ¿Qué pasó?

Te miro con atención, esperando ver esa sonrisa regresar, pero solo recibo una mueca de fastidio.

Pronuncias un "Hola, Jiminnie" y mi corazón se encoge, me recuerda a nuestra adolescencia y me hace sonreír. No puedo evitarlo, lo único que hago es acercarme a tus brazos y buscar tus labios, aquellos que me reciben como todas las noches.

Noté algo diferente hoy, estabas un poco distante. Está noche no cenaste, aunque viste la mesa puesta, sabes que siempre te espero.
Caminaste escaleras arriba y te encerraste en la habitación, no volví a verte bajar.

Otra vez me senté solo en el gran comedor, miré atentamente aquel cuadro que solía verse desde el sitio. Habías comentado hace días que te parecía espantoso tener nuestra foto de adolescentes ahí, realmente siempre he creído que eres precioso, más no parecía de tu agrado.

El sonido de tu celular me hizo distraer, habías dejado tu maletín sobre el sofá. Me levanté para contestar, era una costumbre nuestra, no solíamos esconder nada.
Miré la pantalla, era SeokJin.
Dijiste que no tenía una buena relación de trabajo contigo, ¿por qué te llamaba?

El sonido de tus pies bajando las escaleras a prisa me hizo voltear, me empujaste y me quitaste el celular de las manos, ¿hice mal?
Gritaste que no mirara tu celular otra vez, que era tu privacidad, que yo no tenía derecho alguno y que no querías verme con él.
Lo único que hice fue asentir, no me diste oportunidad de pronunciar un "Lo siento", corriste.

Sabía qué hacía mal, sabía que no debía.
Nunca tuviste un comportamiento así, nunca me puse celoso por alguno de tus actos, pero lo hice.

Subí cada peldaño en silencio, preguntándome si estaba bien, si no exageraba demasiado.
Me temía lo peor.
¿Debía?
No, yo sé que no. Siempre fuiste sincero conmigo. Tal vez estoy siendo muy paranoico.

Por suerte la puerta estaba cerrada, así no podías ver la locura que estaba por hacer.
Pegué mi rostro a la puerta, parecía que estabas riendo, tú risa me tranquilizó. Tal vez finalmente se llevaban bien y no me lo dijiste.

Hablabas del trabajo y tu jefe, pronunciaste mi nombre, le dijiste que no debía preocuparse y que yo seguía sin enterarme.
Le dijiste que era ingenuo y distraído.
Le llamaste "amor" y le dijiste que lo amabas antes de finalizar la llamada.

¿Lo amas, YoonGi?

Creí que no podría despegarme de esa puerta, que mis piernas temblorosas me harían caer. Tuve la fortuna de que no fuera así.
No sé cómo lo hice, pero conseguí llegar al comedor y retirar la comida fría.
Mi hambre se había ido.
Habías bajado una segunda vez para decirme que lo sentías por el anterior comportamiento.

¿En serio lo sientes, YoonGi?

Aun así, te creí, como aquél te amo que salió de tus labios y aquel beso que me robó el aliento.
Tus manos vagaron por mi cuerpo de forma traviesa, apretaste mis caderas y me robaste un segundo beso, como aquellos que nos dábamos a escondidas de todos.
Seguías siendo el único en mi corazón.

¿Yo era el único en el tuyo?

𝐈𝐍𝐅𝐈𝐄𝐋┃𝐘𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora