Se acabó

88 4 0
                                    

—¿Qué ocurre?— una voz aguda me despertó. —¿Jungkook? Has perdido las llaves seguro, ven pasa a mi casa mientras ellos se despiertan y no.

Seguí a mí vecina hasta su casa y me senté donde me señaló.

—¿Has desayunado?

—No, pero hace falta, gracias.— negué con educación pero me trajo un café y unas tostadas. —De verdad, usted es una persona muy amable.

La señora de pelo canoso, ojos oscuros y rostro risueño negó con la cabeza y se sentó a desayunar junto a mí.

—Deja de hablarme de usted, llevamos siendo vecinos casi 4 años, no hacen falta tantas cordialidades. Además, no puedo dejar que un joven tan prodigioso como tú se hiele de frío en un descansillo tan modesto como el nuestro.— dijo antes de morder una tostada.

Sonreí y negué mientras comía, Sunhee era siempre tan amable con nosotros, no tenía familia y me daba pena en ese sentido.

—Sunhee-noona, me permite... Me permites que te cante una canción?— dije mirándola con calidez.

Ella sorprendida y feliz aceptó, cosa que me hizo feliz.

—Pero en el descansillo, así los vecinos despertarán con alegría.— añadió sonriendo llena de vida, algo de lo que me di cuenta durante el tiempo que pasábamos juntos a primeros de año el tiempo en el que nos mudamos al edificio.

Yo acepté y empecé a cantar The truth untold por parte de todos. Cuando llegué al final de mi parte, la puerta de nuestro piso se abrió y salió Jin a cantar su parte, luego Jimin y después de un minuto en su parte, salió Taehyung con Suga y Hobi armonizando detrás.

Empecé a reír y a llorar a la vez, no sabía que hacer hasta que vinieron a abrazarme, RM llegó unos segundos más tarde todavía poniéndose la camiseta y lanzándose a abrazarme sonriendo.

—Creo que pensaba que habían pasado menos cosas de las que pasaron en verdad.— dijo nuestra vecina riendo. —Buenos días chicos, ¿qué tal todo?

—Ahora mejor.— dijo Suga dándome un golpe en la cabeza. —Pero alguien está castigado sin internet por irse de casa dos días.

Nuestra vecina reía con una felicidad inmensa y nos miraba con el amor que mira una abuela a sus nietos.

—Cada vez comprendo menos a la juventud.— concluyó. —Que paséis un buen día.

Se despidió y entró a su casa entre carcajadas.

Entramos a casa y me fui a mí habitación. Estaba emocionado y frustrado, no podía vivir sin ellos.

—Manager, no anuncies nada, volvemos a la carga.— escuché a Suga decir. —Los siete.

Sonreí y fui al frigorífico donde teóricamente habría batidos de plátano para mí. No había ni un solo batido esperando para mí; cerré el frigorífico indignado y fui a buscar a Jin.

—Jin-hyung—dije llamando a su puerta. —,¿dónde está mi batido de plátano?

—¿Qué?¡Ah! Eso se lo ha tomado Tae, Dijo que le recordaba a tí.— dijo asomándose. —No iremos a comprar hasta dentro de unos días.

Me fui enfadado a mí habitación y di un portazo. Nunca hay cosas para mí en esta casa, parece que somos veinte tíos en vez de ser siete. Sonreí al pensar en eso mientras deshacía la maleta, éramos siete y siempre lo seremos.

Toc toc...

—¡Adelante!— dije aún en mis pensamientos.

Taehyung entró con Yeontan en brazos y me acordé que quería decirle una cosa importante.

—Tae yo...— dije mirando al suelo.

—Idiota no deshagas la maleta, en menos de un semana nos vamos.— dijo soltando a Tannie y reorganizando la maleta. —Recuerda que no...

Le alejé la mano de mi ropa.

—V-hyung, tenemos que hablar.— dije serio. —Perdón por esto.

Tragó saliva y me arrastró hasta la terraza, se sentó mirando a la ciudad y yo simplemente le miraba.

—Creo que tenemos que dejarlo. Me he sentido herido por cosas que has hecho y cosas que has demostrado, este no es el chico del que me enamoré, ¿sabes?— dije acompañándolo de una sonrisa triste. —Siempre serás mi amigo y siempre te valoraré.

Tae suspiró y salió de la terraza con la cabeza gacha, supongo que los estaría pasando mal, lo comprendo, para mí también es duro. Es la persona que más me ha hecho reír, siempre lo será, pero ahora... No es momento para nosotros.

Fuimos a ensayar como normalmente y la gira la reestablecieron, en cosa de un semana iremos a Osaka para nuestros primeros conciertos, ¿cómo nos irá todo? Estaba nervioso por esta gira, sería tan maravillosa como el resto, ¿cierto?

Cuando llegamos a casa eran pasadas las 11 P.M y estábamos destrozados, Jimin tenía parches para el dolor y Jin también, había que esforzarse, esto es lo que nos queda a partir de ahora. Es la rutina que decidimos tomar hace más de 8 años. Seguirá siendo así hasta que Jin y Suga se vayan al servicio militar, entonces, todo será... ¿Diferente? ¿Normal? ¿Cuál sería el término?

—Chicos, hoy hay pollo.— dijo Jin abriendo la puerta de casa y dándole el dinero a un repartidor. —Que aproveche.

Nos sentamos a comer y el ambiente estaba calmado, Hobi y Suga reían y se quejaban de los chistes de Jin, cosa que nos parecía divertida a todos; Tae sin embargo estaba en su mundo y Jimin se dió cuenta, cosa que hizo que todo se volviera incómodo.

—Oye, Tae, ¿estás bien?— dijo Jimin al tiempo que Tae sacudió la cabeza como si estuviera esfumando sus pensamientos.

—Si, perdón. Estaba despistado.— soltó una risa forzada y siguió comiendo.

Jin decidió tomar cartas en el asunto y dejó su pollo sobre el plato, se aclaró la garganta y miró fijamente a Jimin.

—¿Cuál es el pez más salado del mundo?— soltó una pequeña sonrisa. —El salmón.

Yo reí un poco y Tae seguía serio así que decidí hablar.

—Chicos, lo hemos dejado.— dije sonriendo con tanta intensidad que ni podía ver.

Sonó un largo "ooooh" en la mesa y algunos de ellos pedían explicaciones y yo solo seguía sonriendo sin poder ver.

—Las medias lunas significan silencio.— aclaró Tae después de suspirar. —No queremos hablar del tema.

Hobi sonrió se levantó de un salto.

—Bueno, nos hemos olvidado de algo importante, Kookie a vuelto.— todos aplaudieron, yo sonreí.

Mi sonrisa acabó con lágrimas saladas deslizándose con calma por mis mejillas.

—Estoy en casa.

—Estoy en casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El precio de sus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora