SERENDIPIA ━ billy hargrove

VII

[CAPÍTULO SIETE: “RECUERDOS”]

Camila estaba echada en su cama mirando al techo, no podía dormir, necesitaba saber cómo ayudar a Once, no podía seguir viéndola sufrir mientras extraña a Mike y a los chicos.

Camila sonrió inconscientemente al recordar cómo Once llegó a su vida después de derrotar al Demogorgon.

Camila iba de regreso a su casa, esta vez había conseguido aprobar el examen de Química.
Al llegar a su casa, encontró a su papá sacando algunas cajas de adentro.

— ¿Papá? —preguntó Camila.

Hopper la vio, dejó las cajas en el suelo, y caminó hacia ella.

— Tenemos que irnos, dejé algunas cajas en tu habitación, guarda todo —dijo mientras volvía a tomar las cajas y las llevaba al auto.

Camila no dijo nada, solo obedeció, confiaba mucho en su padre como para preguntarle qué rayos pasaba.
Camila tomó las cajas y guardó en ellas sus cosas, las tomó y fue hacia el auto de su papá.

— Antes de que abra el auto, quiero decirte algo —dijo Hopper tomando las cajas que tenía su hija en manos, y dejándolas en el suelo.

— ¿Qué cosa? —preguntó Camila.

— Eh… —Hopper se rascaba la nuca, estaba nervioso, suspiró y vio a su hija a los ojos—. Es mejor que lo veas con tus propios ojos.

Hopper abrió la puerta trasera de su auto, y adentro de él había una niña con cabello corto castaño, quien tenía puesto un vestido rosado sucio y un chaleco.

— Mierda, ¿Otra vez tú? —preguntó Camila.

— Tu vocabulario —dijo Hopper en forma de regaño.

— Sí, perdón —Camila vio a Once—. ¿Cómo…?

— Es largo de contar, sube al auto —dijo Hopper mientras tomaba las cajas del suelo y las montaba en el auto.

Camila obedeció a su padre y se subió al auto.
Se volteó y vio a Once.

– Soy Camila, ¿Me recuerdas? —preguntó la rubia a la castaña. Once asintió, era obvio que la recordaba, no había pasado más de dos meses.

Hopper subió al auto, encendió el motor y comenzó a andar el auto. Camila solo miraba por la ventana, no sabía hacia dónde su padre las estaba llevando.

En eso el auto se detiene, Camila pudo notar que se encontraban frente a una cabaña, en medio del bosque.

— Bien, entremos —dijo Hopper mientras salía del auto.

Camila imitó a su padre y ayudó a Once a bajar del auto, tomó su mano y juntas entraron a la cabaña.

Hopper abrió con dificultad la puerta, golpeó sus pies en la puerta, haciendo caer la nieve de sus zapatos. Camila hizo lo mismo, Once los vio y los imitó.