Fue por toda la carga de angustia inmanejable, que Letizia se encerraba en el baño para llorar. Por su parte, Fernando hacía mucho que se sabía enamorado de la complicada damisela, pero el miedo de descubrir los motivos que lo trajeron a ese lugar, lo inmovilizaba; era cierto que la novia lo dejó, que se fue con otra mujer, pero de ninguna manera fue motivo de preocupación o angustia, para llevarlo a participar en el reality. La verdad era muy distinta y ahora que las dudas lo atormentaban, recordó el momento en que los hechos se desencadenaron.
Un año atrás:
Fernando entró en la oficina del periódico en el que trabajaba; había estudiado contaduría por complacer a su padre continuando con la carrera tradicional de su familia y tomó su lugar en el diario, cuando este falleció. Secretamente, sus preferencias distaban de preferir los números, su verdadera vocación era el periodismo, la investigación, la psicología de las personas detrás de las historias. Poco después de la muerte de su padre y, apoyado por su madre, que lo conocía, empezó la carrera, con toda la energía que traía guardada, desde que descubrió su verdadera pasión. Con el tiempo se fue ganando un lugar y ya tenía una columna semanal, en las que trataba las vidas de la gente, desde un costado sensible y humano. Cuando se enteró de la convocatoria para el nuevo programa, la idea surgió casi como una lógica y se la presentó a su editor.
—¿Qué tal si me meto en el programa, como uno de los participantes?
—Primero tendrías que ser aprobado, pero de todos modos tiene poca vida, es imposible que alguien pueda convivir durante tanto tiempo, sin que surjan sentimientos románticos, tendrían que ser de piedra.
El debate estaba instalado, la mayoría creía que cualquiera que se prestara a vivir aislado, haría cualquier cosa pensando en la plata.
—Y ¿Cuál sería tu punto a probar?
—Yo podría presentarme como el tipo más inepto que se pueda, muy guapo no soy, así que tengo algo a favor; después demuestro torpeza y debilidad.
El editor no entendía a qué quería llegar y se lo dijo.
—Y el punto sería...
—Si una mujer puede enamorarse de alguien así, sinceramente, y estar dispuesta a dejar de lado una fortuna por amor.
—Sí, pero tenés que tener en cuenta que son muchos meses, en los que no podés tener contacto con nosotros ¿qué va a pasar con la columna?
—Primero lo primero. Puedo preparar artículos para un par de meses, tengo suficiente material. Luego podés decir que estoy en una investigación, por lo que la columna se toma un receso. Claro, siempre y cuando sea elegido.
El editor era un poco escéptico, pero Fernando siempre tenía buen ojo para las noticias y no era cuestión de perder una buena oportunidad.
—¡Hecho!
Lo que jamás pensó, Fernando, era que su compañera, irritable y pendenciera, habría de convertirse en el amor de su vida. Se enamoró hasta la médula y si ella se enteraba que era parte de una de sus historias, no solamente lo aborrecería, sino que se sentiría engañada. Era dura, inflexible... adorable. Si además el secreto caía en manos de la productora del estudio, perdería la posibilidad de ganar y con ello se granjearía su eterno odio.
Así, caminaba el patio de punta a punta, negándose a seguir con la mentira, sobre todo, porque deseaba con locura besar cada una de las pecas que adornaban la cara de su amada.
Los últimos días, comían en absoluto mutismo, esquivaban la mirada, parecían dos adolescentes enamorados por primera vez y que se avergonzaban de sus sentimientos.
El viernes por la mañana, ya se preparaban para dejar la casa. Al día siguiente, un helicóptero los llevaría al estudio y allí se les notificaría de cual de las dos parejas era la ganadora y la aventura llegaría a su final.
Pero sucedió algo inesperado. Mientras Letizia acomodaba las cosas de la cocina, para entregar la casa en condiciones, vio llegar a Teresa, que se acercaba a Fernando; aguzando el oído, pudo escuchar un diálogo entrecortado, sabía que ya se iba, que cuando todo terminara lo estaría esperando—la muy desgraciada— y no conforme con eso, le estampó un beso en plena boca, con sus enormes labios pintados de rojo. Eso fue el colmo, Letizia no pudo contenerse y salió como una tromba, arrasando todo lo que encontraba a su paso. El hombre, que se había quedado estático por la sorpresa, no pudo esquivar el tremendo puñetazo que su compañera le estampó en la nariz, que lo hizo sangrar y derramar lágrimas por el reflejo del trauma. Paso seguido, la chica arremetió, sin freno, contra la ensortijada cabellera de su enemiga. Apenas Fernando pudo despejarse, intentó separar el ovillo que formaban las dos mujeres en el suelo del patio, hechas un enredo de pelo y de pastos.
—¿Qué hacés? ¿Por qué se pelean?
—¡Idiota!—gritaba Letizia a puro pulmón—¿Por qué la besaste?
—¿Yo? No la besé ni siquiera me di cuenta. Pero a vos ¿qué te importa?
La contestación le dolió en el alma y reaccionó peor que un animal herido.
—¿Qué no me importa imbécil? ¡Si me muero por vos! ¡Si no sé que hacer para estar cerca tuyo sin poder besarte! Estoy enamorada y no me interesa nada más, se que vas a perder la plata y no me querrás volver a ver, pero ya no aguanto, te amo, te amo—lloraba desconsolada la belicosa muchacha.
Fernando ya no tuvo reparos, ahogó con sus besos las lágrimas que brotaban como manantiales de aquellos preciosos ojos y se prendió apasionadamente de la boca que deseaba, para quedarse en ella y no volver a dejarla. Teresa los miraba boquiabierta, con la mirada resignada, entonces buscó el zapato que perdiera en la lucha, se acomodó el pelo y se fue sin saludar.
—¿Y ahora qué hacemos? No pude contenerme, perdoname.
—No. Vos me vas a tener que perdonar a mí, te tengo que contar algo. ¿Te acordás de la libreta de apuntes?
La tarde vino de confesiones. Letizia puso su verdad en la mesa, ya no era necesario fingir. El público estaba exultante de alegría. Muchos ganaron apuestas y la loca pareja, fue la comidilla general. "Mirá que periodista, quién lo habría imaginado" "Y ella, ni siquiera era la chica original, ¡qué loco!".
Cuando el sábado las dos parejas llegaron al estudio, fue un enorme disparate. Como era sabido, el público los había elegido, pero al romper las reglas fueron descalificados, cosa que en realidad no les importó. La pareja aburrida se alzó con el premio y un mes después Letizia y Fernando se casaron. Como el público fue feliz, acompañando su vida durante casi un año, abrieron una cuenta como regalo de bodas y el dinero recaudado, les alcanzó para comprar una pequeña casa y el viaje de luna de miel.
Ahora, que ya les conté como fueron las cosas, debo retirarme a cumplir con mis obligaciones, no sea que después anden diciendo que soy un viejo chismoso. ¡Ah! me olvidaba decirles, todos los del estudio fuimos a conocer a Sandrita cuando nació, Fernando la mostraba orgulloso.
—Miren que preciosa es mi hija ¡se parece a mí!
A lo que su esposa, todavía cansada por la labor de parto, le contestaba:
—Claro, porque es pelada.
Y aquí nos dimos cuenta, que las cosas siempre serían iguales. Porque no hay un solo modelo de amor y sobre todo, cuando el amor... no estaba en los planes.
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El amor no estaba en los planes
General FictionLetizia Robles, es la productora estrella de los estudios "Luna del Plata" dónde se graban los éxitos de audiencia, envidia del mundo del espectáculo. La joven, tiene en sus manos el primer proyecto importante de su carrera; un reality del que depen...