11pm

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Maluma
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Mark se remueve en los brazos que lo sostienen de la cintura, mira el reloj en su muñeca que marca las diez con veinte minutos, algunos empresarios pasan con sonrisas modestas y él les corresponde sonriendo hasta que le duelen las mejillas, está harto de estar ahí siendo un jodido adorno para su esposo, Taeyong habla con un nuevo socio de su compañía, un inversionista tailandés, pero Mark no es tonto, claro que no, puede notar como ellos coquetean sin importarle que se encuentra a su lado, de todos modos era un muñeco que su esposo usaba para aparentar que tenía un matrimonio feliz en esta clase de fiesta, apenas acababan él volvía a ser encerrado en casa, ya no le servía hasta la próxima reunión.

—¿A dónde vas Mark?—Su voz sonando dura contrario a su expresión mientras hablaba con su socio cuando lo sintió intentar deshacer el agarre en su cintura.

Soltó el agarre y murmuró.—Tengo que ir a los sanitarios.—Aparto las manos con fuerza y le sonrió al otro chico.—Con permiso.

Soltó un profundo suspiro cuando se alejó y llegó a los sanitarios, estaban en silencio y vacíos, sólo unas dos horas más y podría volver a su casa y descansar de tanta hipocresía, estaba acostumbrado pero el ver tan directamente como a su esposo no le importaba ni un poco su presencia e incluso tenía el descaro de conseguir ligues frente a sus ojo, dolía, dolía en su orgullo y un poco en su corazón por que él intentó por todos los medios que su matrimonio funcionará pero siempre fue apartado por Taeyong con las típicas excusas de que tenía cosas más importantes por hacer. Estaba harto de ser el que sobraba, sentía tanta impotencia mientras apretaba fuertemente sus puños, sus ojos se enrojecieron pero no, no quería llorar por su matrimonio fallido ni por la falta de amor de su esposo.

Se encontraba tranquilizando su respiración cuando la puerta se abrió dejando ver una silueta jodidamente alta, le corto la respiración lo que vio, el cabello perfectamente peinado hacia un lado y un porte tan elegante que todo él gritaba lujos, un rostro estoico que remarcaba sus facciones, el hombre lo miro enseguida y es que tenía irritados los ojos debido al mal momento.

—¿Qué hace una preciosura como tu llorando en este aburrido lugar?

Su voz, profunda pero aterciopelada parecía una caricia, caricia que no tardo en sentir realmente cuando el hombre limpio una lágrima que había logrado salir de sus ojos. Se estremeció ante el suave toque pero no contestó a la pregunta, podría hacer estragos en su persona pero no podía soltarse todo así como así.

—¿Vienes solo?—Le pregunto, analizándolo con la mirada.

—N-no señor, vengo con mi esposo.—Le costó contestar con pesar.

—Entonces no entiendo que clase de idiota es tu esposo como para dejar semejante belleza andar sólo.

Y que idiota que era en verdad, que se joda pensó mientras extendía su mano dándole una sonrisa amplia junto a sus ojos brillantes y seductores.—Soy Mark, Mark Lee ¿con quien tengo el gusto?

—John Suh, un gusto Mark.—Su toque era caliente, sus manos no se soltaron por largo rato mientras compartían miradas, sólo se separaron cuando el hombre tuvo el descaro de rodear su cintura y atraerlo cerca de su pecho.—¿Te parece si nos conocemos mejor?

El reloj de mano timbró avisando que las once habían llegado y no sólo eso, marcó el momento en el que sus rostros se acercaron peligrosamente respirando el mismo aire caliente.—Me encantaría, John.—Su voz sonando coqueta y peligrosamente cerca de los labios ajenos.

JohnMark's flow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora