Oye Pablo

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Danna Paola.
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🇪🇸

Mark tomo aquel estúpido mapa y le dio vueltas exasperado buscando la forma de encontrar su camino, ¿cómo demonios no podía llegar a donde quería?

Había llegado a España por la mañana y estuvo cansado por el largo viaje desde Toronto, tan pronto llegó a su hotel se quedó dormido por un rato pero horas después despertó con un mejor humor, había tomado sus tenis y su boina para que el cabello no se le moviera y su muy seguro mapa. Al principio estuvo bien, se emocionó caminando por las calles de Madrid y sus tiendas queriendo conocer lo que podía por hoy del lugar en el que se estaría quedando por un tiempo, no contó con que se alejó demasiado y cuando quiso volver fue una misión imposible, no recordaba por donde había llegado y sentía que seguía caminando en círculos.

Y ahí estaba, siendo las ocho de la noche hora local sin saber a donde ir, algunas personas lo venían y podían notar que era un extranjero perdido pero no se acercaban, se estaba poniendo malhumorado mientras caminaba sin sentido esperando que un milagro sucediera.

La Luna estaba en su máximo esplendor mientras iba perdido dentro de Gran Vía. Buscando el camino de regreso a su hotel  encontró algo mejor, en realidad, ese mejor lo encontró a él.

Mientras miraba las calles intentando recordar por donde había llegado una mano de posó en su hombro, en seguida volteó desorientado y tuvo que alzar la vista para mirarlo a los ojos.

Unos hermosos ojos miel que le miraban con curiosidad.—¿Estas perdido, lindura? Se nota que no eres de aquí.

Fue una sorpresa cuando le pudo entender ¡le estaba hablando en inglés! El alivio fue grande, soltando un suspiro.

Aquel chico de gran altura tenía una hermosa sonrisa en su rostro, las luces de la farola dejaban ver con claridad sus facciones, Mark sintió cómo su corazón golpeaba fuertemente contra su pecho, de repente sintiéndose nervioso con la presencia.

—Te vi caminando sólo y ya llevas mucho tiempo así ¿necesitas ayuda?

Y sólo fue una mirada pero el cuerpo de Mark tembló, escuchando su voz y perdiéndose en aquellos hermosos ojos claros.—S-si, de hecho, recién llegó a Madrid pero no encuentro el camino a mi hotel.—Explicó con pena.

Le dijo el nombre del lugar en el que se hospedaba y el alto sólo tardo unos segundos para saber por donde era. Parecía que se había alejado mucho cuando se ofreció a acompañarlo, a decir verdad ya era muy tarde y con lo atractivo que era obtuvo una respuesta afirmativa.

Caminaban hombro a hombro manteniendo una buena charla, ahora sabía su nombre. John tenía 21 años y estaba estudiando ingeniería ambiental, le comentó que le gustaba mucho viajar y de sus futuros viajes a Paris y Londres, descubrió que había nacido en España pero que su madre era coreana y su padre era estadounidense, un completo enredo según él pero Mark había negado, encantado de escuchar cada una de las cosas que tenía por decirle.

No sabía en qué momento habían enlazado sus manos por las calles de Madrid mientras coqueteaban, se sentía bien poder conversar con alguien que no le conociera y él pudiera hablarle como una persona común y corriente, sólo había omitido el por que se encontraba ahí y siguió mirando al chico.

¿En serio había quedado flechado por John? Había sido tan poco tiempo pero no pudo evitarlo, ya se le agitaba el corazón con una mirada.

[...]

No pudo ocultar su decepción y pesar cuando llegaron a su hotel, por el cual tanto luchó por encontrar y ahora deseaba no haber encontrado, sus manos se mantenían juntas y Mark mantenía la cabeza gacha.

JohnMark's flow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora