Otro trago

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Sech
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Mark frunció el ceño después de tomar otro trago, sintiendo el líquido hacer camino, quemando su garganta. La sensación no era de su agrado pero definitivamente era mejor cuando disipaba sus pensamientos y todo se volvía un borrón sin sentido que olvidaba al día siguiente. El sonido de la música retaba de fondo pero él sólo esperaba el momento en el que el alcohol le pegara para unirse a la pista, por el momento se mantenía en la esquina de la barra, pasando las historias de Snapchat con los ojos acuosos.

Aún siente punzadas de dolor al reconocer la sonrisa de su ex novio en una fiesta, con tan sólo verlo por medio de la pantalla, no lo entiende ¿Por qué él puede ser feliz? Mark siente que se muere y han pasado ya algunas semanas. Claro, JongIn lo había terminado porque desde un principio jamás le gustó el compromiso.

Pero Mark tenía la culpa, por haber querido intentarlo y perdonarlo por las veces que lo engaño. Al final perdió, porque tan pronto JongIn encontró una nueva conquista le dijo adiós sin más, llevándose con él, un año de una relación por la cual dio todo, a cambio de mujeres y botellas de alcohol.

Chasquea la lengua antes de apagar el celular, sabe muy bien que sus dichosos amigos le escribirían después como si nada hubiera pasado, eran una bola de hipócritas, una mierda, Mark no los necesitaba.

Le da un último trago al vaso de cristal, sintiéndose mareado cuando se levanta, apenas y puede controlar sus movimientos pero se las arregla para llegar a la pista donde la música hace vibrar su cuerpo.

Así que Mark deja de pensar, dejándose llevar por el ritmo, esta borracho es por eso que no siente pena, sus movimientos son hipnotizantes para cualquiera qué pasa a su lado y debido a ello recibe varias invitaciones que rechaza, le gusta cómo está ahora. Observa al DJ cambiar de canción, el hombre tiene la mirada en sus controles, sujeta con una mano los audífonos, no puede ver sus ojos debido a los mechones de cabello que caen lo cual le parece curioso. Deja eso atrás cuando empieza  a sentirse abrumado por la multitud y prefiere salir del lugar, siendo recibido por el viento helado, frota sus brazos antes de apoyarse de la pared, sacando un cigarrillo. Desde que todo empezó a ir mal, lo hizo peor comenzando a fumar, pero al menos era algo aliviarte, prendió el cigarrillo dándole una calada, y dejando que el humo saliera de su boca, no sabe cuánto tiempo pasa, es algo que le dejo de importar hace mucho.

—Increíble, jamás había visto a un niño bonito fumando.—Escucha a su lado, puede sentir la sonrisa en su voz.—Que caliente.

Está dispuesto a voltearse sin dialogar y golpearlo, porque odia que se metan en sus asuntos. Pero cuando lo hace nota de quién se trata.

Reconoce aquel flequillo pelirrojo, de cerca luce más alto y por fin le ve el rostro, jodidamente guapo pero Mark no se fía de las apariencias, ya no más.

—Amigo, si no aportas nada ni te acerques.—Casi gruñe, volviendo su mirada al frente dándole una última calada al desgastado cigarro, lo bota al suelo para pisar la colilla.

—¡Hey!—Le detiene y Mark casi se ríe porque de repente el tono de voz ha cambiado, sonando incluso un poco torpe.—Soy John, lamentó si mi intento de coqueteo apesta.

—De hecho si, lo hace.—Se burla logrando reír bajo cuando el alto luce avergonzado y rasca su nuca.—Soy Mark, ¿Tu eres el DJ, cierto?

—Así es, a tus servicios.

Mantiene una distancia aceptable, pero esta va disminuyendo conforme John habla, la situación incluso es graciosa y Mark no sabe si es porque aún tiene los efectos del alcohol o porque se está riendo de las anécdotas de un DJ fuera de una discoteca con una alta probabilidad de ser asaltados.

JohnMark's flow Donde viven las historias. Descúbrelo ahora