Dos adultos y dos jóvenes se encontraban en la casa, las parejas debatían entre dividirse la tarea de preparar la comida y lavar los platos a su vez.
Jimin era malo en la cocina, como nadie lo sabía, a excepción de Tae, lo dejo en claro para que no hubiesen problemas.
—Yo limpiaré todo, no soy bueno cocinando.
Seokjin por su lado, escogió cocinar junto a Seungmin, ya que ellos eran buenos cuando se trataba de comida.
Quedando así Nam como compañero junto a Jimin para la tarea de lavar los trastes.
Después de unos minutos llegaron Tae y Jungkook con sus cabellos mojados, pero nadie pudo notarlos ya que todos estaban en la cocina, lo cual ellos agradecieron mucho porque no querían contestar las preguntas incómodas que le harían los chicos.
Entraron en la habitación que compartirían, secaron sus cabellos y cambiaron de ropa, ya que estas se veían un poco húmedas debido a que sus cuerpos lo estaban cuando se las pusieron encima.
Ninguno fue capaz de originar palabra alguna hasta salir del cuarto, donde inventaron una excusa por lo de su cambio repentino de ropa, y el cabello mojado, claro.
Pero cuando entraron en la cocina se dieron cuenta de que las parejas estaban tan enfrascadas en lo suyo que apenas fueron capaces de saludarlos.
Jimin estaba sentado en la encimera de la cocina mientras Nam le daba de comer pequeños trozos de pan que cortaba el mismo, el mayor se veía tan feliz de hacer aquello que Taehyung no fue capaz de reprocharle a su hermano que se bajara de aquel lugar.
Por otro lado, Seokjin picaba unas cebollas moradas mientras SeungMim le abrazaba por detrás y le susurraba palabras excesivamente tiernas.
—¿Necesitan ayuda? —preguntó Tae mientras pasaba libremente por la cocina.
—Oh no, nosotros lo tenemos todo listo.—respondió gentilmente Seokjin.
Tae asintió y se sentó junto a Jungkook en las sillas que se encontraban en el comedor.
El menor no dejaba de pensar en el beso, tan delicado y maravilloso, en lo caliente que se sintió al tener el cuerpo de Jeon cerca del suyo, de lo bien que se sentía el enredar su lengua con la del mayor o de lo vergonzoso que fue hacer aquello con tan solo ropa interior.
—¿En qué piensas? —preguntó Jungkook con una mirada divertida.
—¿Yo?, en nada, solo en que será lo que comeremos.—respondió el chico sin sonar nervioso.
—Crei que pensabas en lo mismo que yo.—comentó Jungkook ladeando su cabeza con su mirada gatuna.
—¿En qué piensas tú?—preguntó Tae curioso.
—En lo bien que se sintió volver a tocar tus labios con los míos.
—¿P-por qué estaría pensando en ello?
—Mantienes tu mano sobre tus labios desde que nos sentamos aquí. —contestó con cierto tono de obviedad.
Tae apartó su mano y llevó su mirada hacia otro lado que no fueran los ojos penetrantes de Jungkook.
Cuando este iba a decir otra cosa la puerta de la casa se abrió, mostrando a la abuela de Tae junto a un anciano que Kook no tardó en reconocer.
Tae se levantó del sillón alegremente y fue corriendo hasta llegar con sus abuelos.
—¡Abuelo!, ¡te extrañe tanto!—El anciano sonrió y abrazo a su nieto para luego llevar su vista hasta la otra persona presente.
—Así que mi nieto más preciado es el que te gusta, pues tendrás que pasar mis pruebas si deseas que te de mi permiso, Jovencito.
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