Refreshing

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El primer día escolar comienza como todos los años para Choi Yena, cuando su alarma suena a las 6:20, ella solo estira el brazo hacia la mesa de noche para apagarla, posteriormente vuelve a dormir con el conocimiento que dentro de diez minutos la señora Yang tocará su puerta para despertarla.
Asi es como ocurre hasta que escucha los primeros golpes en su puerta.

- Señorita Yena es hora de despertar -
Una voz trás la puerta se hizo escuchar.

Como si no hubiera oído nada, Yena se mantiene sin responder y vuelve a acomodarse en la cama. Después de tres intentos más, la señora Yang se resigna y vuelve al comedor para servir el desayuno.

Incluso cuando Yena odia la última parte de su rutina para despertar, no hace algún intento por levantarse. Es cuando alguien irrumpe en su habitación con apresurados y pesados pasos.

- Levántate ahora -

Con esas dos simples palabras, ella comienza a levantarse con pereza, para después mirar a la persona que le habla con tanta autoridad. Su padre se encuentra justo al pie de la cama, la observa con la misma dureza y seriedad que le ha dirigido desde que ella tiene conocimiento, mientras sus ojos son reflejo de la poca paciencia que le tiene, su facción permanece casi imperturbable. Como siempre, ella no discute y tampoco hace algún comentario. Silenciosamente, Yena comienza a alistarse para su primer día de escuela, mientras él regresa por la misma puerta por donde entró.

Minutos más tarde Yena está preparada para tomar su desayuno. Entra al salón más amplio de la casa y se coloca en una de las tantas sillas que ahí se encuentran. Su padre la observa desde el extremo contrario.

- No entiendo porque todos los años haces lo mismo, conoces tus responsabilidades, y sabes que odio lidiar con tus juegos infantiles -

Yena permanece en silencio. Ni siquiera lo mira, concentrándose únicamente en el desayuno que esta sobre la mesa.

- Te he dicho que me mires cuando te hablo-

Con voz demandante pero aún sin
elevar el tono, su padre cruza los brazos sobre su pecho. Él no es un hombre que eleva la voz, siempre la mantiene firme y autoritaria.
Yena se remueve incomoda en su asiento y al fin decide mirarlo, aunque sea solo por unos segundos.

- Lo lamento -
Es lo único que dice.

- Escúchame bien, porque esta será la última vez que lo repita -
Ella trata de mirarlo para no tener que ser reprendida de nuevo.

- Este es tu último año antes de ir a la Universidad. Tu paso por la secundaria no es siquiera impresionante, aunque no me sorprende viniendo de ti. Este año me conformo con que no suspendas ninguna de tus materias y asistas a tus clases avanzadas -
Yena asintió con la cabeza.

- Una cosa más, no quiero ser llamado o citado porque se te ocurrió otra de tus tonterías, ¿Podrás con eso?-

- Sí, haré lo que me pides -
Su voz apenas logra escucharse.

- Siempre dices lo mismo, pero esta vez la advertencia es en serio. No más tonterías Yena o cargarás con las consecuencias -

Con una mirada amenazante, Yena asiente ligeramente. No tenía que adivinar si su padre estaba mintiendo, ella sabía que hablaba en serio.

 No tenía que adivinar si su padre estaba mintiendo, ella sabía que hablaba en serio

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