Endure

302 41 16
                                    

La primer imágen que me encontré al llegar, fue a Yuri, caminando de un lado a otro, con el cabello atado en un desordenado moño y los pies descalzos. Se mordía el labio inferior y aún no se percataba de mi presencia. Al verla ahí, frente a mi, solo pude pensar en lo tonta que había sido ¿cómo consideré en darme por vencida? Estaba claro que yo no quería estar lejos de ella, y no podía abandonar todas mis promesas cada vez que mis inseguridades parecían alcanzarme.

Cerré la puerta tras de mí y Yuri volteó a mirarme.

- Yena ¿estás bien?, comenzaba a preocuparme... -
Mencionó con premura y evidente nerviosismo. Solo pude darle una sonrisa apagada como respuesta.

- Lo siento, un tonto chico me hizo perder el tiempo -
Me disculpé, comenzando a quitarme los zapatos.

- ¿Qué es lo que pasó? -
Preguntó con una mezcla de interés y preocupación. Dejé salir un suspiro de cansancio.

- Entré a esta tienda donde venden pollo frito, porque había un anuncio solicitando personal -
Comencé a relatar, quitándome el abrigo también.

- Pero el encargado de la tienda se comportó como un verdadero imbecil. Me hizo esperar por horas para hacerme una entrevista y después me dijo que no lucía como alguien que pudiera trabajar ahí. ¡Cómo si hacer pollo frito fuera tan difícil! -
Expresé quejumbrosamente. El recuerdo de ese chico me seguiría poniendo de mal humor.

- ¿Puedes creerlo Yul? -
Cuestioné indignada.

- Tal vez creyó que eras demasiado elegante como para utilizar un delantal y ponerte detrás de un mostrador -
Mencionó en tono juguetón. A pesar del estresante día que había vivido, me reí, porque mis jeans y el abrigo que había conseguido en una tienda de segunda mano, no hacían ver elegante a nadie. Ella solo trataba de subirme el animo, tal y como lo había hecho el día anterior.

- Supongo que hoy no tuviste un buen día -
Dijo con una sonrisa cálida. No sabía si merecía tanta comprensión de su parte, no después de todos los pensamientos que había tenido esta tarde, pero apreciaba que tratara de hacerme sentir mejor.

- Ahora no tiene importancia, seguro tu día quedándote aquí, tampoco fue divertido ¿no? -
Cuestioné, formando una mueca al observar nuestra diminuta habitación e imaginar lo aburrido que habría sido estar aquí toda la tarde.

- No fue tan malo. La señora Moon vino a conversar un rato y trajo comida -
Mencionó, apuntando hacia la mesa de té, dónde podía alcanzar a ver algunos recipientes.

- ¿Otra vez? -
Pregunté con aflicción. Agradecía todo lo que la señora Moon estaba haciendo por nosotras, pero resultaba un tanto agobiante que se hiciera cargo de esos detalles también.

- No pude decirle que no, sabes cómo es -
Contestó, mostrando el mismo agobio que yo.

- Bueno, al menos no comerás algo hecho por mi, con el desayuno debiste tener suficiente -
Intenté bromear.

- ¿Has comido ya? -
Cuestioné, esperando obtener una respuesta positiva.

- Estaba esperándote -
Hizo una mueca, contestando con culpabilidad. No podía reclamarle nada ante ese hecho.

- Pues comeremos ahora, porque yo estoy muriendo de hambre -
Me senté en el piso, jalando su mano para hacer que se sentara a mi lado.

- Veamos con que nos sorprenderá está vez -
Dije, comenzando a abrir los diferentes recipientes puestos en la mesa.

- El señor Moon volvió a tratar de arreglar la calefacción -
Comentó, pasándome los cubiertos.

- ¿Sigue sin funcionar? -
No sabía porque me molestaba en preguntar, si en realidad, ya sabía la respuesta. Ese aparato no tenía arreglo. La ví asentir con pena.

For you, I will.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora