Conocernos

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Introdujo el cigarrillo entre sus labios, inspiró y absorbió todo el humo, llenando sus pulmones. Despegó el cigarrillo y acto seguido expulsó el humo. Miró las estanterías repletas de botellas de alcohol que se encontraban detrás de la barra, después bajó sus ojos a su vaso lleno de coñac. Con sus finos dedos tocó el cristal frío del vaso con la intención de sumergirse más en sus pensamientos que en aquel momento tenían tanto parecido a su vaso rebosante de alcohol. Una gota más bastaría para desbordar aquel vaso, una cosa más bastará para colapsar su pensamiento.
Sin embargo, sin previo aviso, alguien se atrevió a sentarse al lado suya.

- Has tardado mucho.

- Ya sabe como funcionan las cosas Srt. González.

Se imaginaba su sonrisa pícara y juguetona que ponía siempre en el momento menos apropiado, no le hacía falta mirarlo.

- Tienes razón. Yo si sé cómo funcionan las cosas Señor Ruiz, sin embargo, usted no tiene ni la más mínima idea, y cada día me lo demuestra más.

Se llevó su pequeño vaso repleto de coñac a los labios y se tragó su contenido de un solo sorbo. Se oyó una suave risa.

- Una señorita no bebe así, Srt. González.

- Una señorita hace lo que le plazca, Señor Ruiz.- Dijo por fin mirándole.

Su sonrisa ladina y sus párpados entrecerrados fue lo primero que vio después de 6 años. Años en lo que había conseguido olvidarse de su pasado y de las personas que formaban parte de ella. Personas que no le convenía ni a ella ni a nadie sobre la faz de la tierra.

- No has cambiado nada, Sofía. Sigues igual de hermosa.

- Tú si has cambiado, tienes más pinta de estúpido que antes.

Su carcajada fue tan escandalosa que llamó la atención se algunos clientes del bar.
Era verdad que le veía cambiado pero no sabía si para mejor o peor. Su rostro era más alargado, ya no se dejaba barba, su mirada era más decidida y como ella sospechaba, no tenía ni una pizca de inocencia ni ilusión en ellos. Aquel muchacho de hace 6 años únicamente viviría en sus recuerdos por desgracia.

- ¿Qué te pasa, Sofía? Se te ha descompuesto la cara, chiquilla.

- Lo que yo decía. Más estúpido.- Concluyó acercandose el cigarrillo a los labios mientras volvía a oír su tediosa e inagotable risa.

- Vamos, no seas tan fría. Hace mucho tiempo que no nos vemos. Deberíamos celebrarlo.

- Yo he estado muy bien durante todo este tiempo. Sin ti. Sin Verónica. Sin todos esos problemas en los que me metiais.

- Sofía, después de esto serás libre, definitivamente. Ya he hablado con Verónica y me lo ha asegurado.

- Me dijiste lo mismo hace 6 años Víctor, y aquí estamos de nuevo.

- Sofía, hazme caso por favor. Este será la última vez que me veas, después de esto verás que...

- ¿Te quieres callar de una maldita vez?- Dijo entre dientes interrumpiendole.- Verónica lo único que sabe es decir mentiras y tú, pobre niño sin tener a dónde ir, has aprendido muy bien de ella. Te felicito. Pero yo decidí salir de esto hace mucho tiempo ya, intento rehacer mi vida y no puedo por vuestra culpa.

Tras esas palabras, el rostro feliz de Víctor se ensombreció. Se aproximó a Sofía lentamente sin apartar la vista de ella. Sofía contenía el aliento. Había tocado un tema que Víctor aún no tenía superado, a pesar del tiempo pasado.

- No tientes la suerte, pequeña Sofía.

- Acabemos ya con esto.- Dijo con rapidez para después levantarse de su asiento y salir del local con la misma prisa.

Víctor pagó por ella y salió pocos minutos después. Para entonces, ella ya no estaba.

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