Adiós

757 69 14
                                    

Bajamos a la aldea, con todo el temor del mundo entre al comedor, era hora de la cena.
Abrí la puerta y todos me vieron. No dije nada, papá entro detrás de mi y me miro con una sonrisa a lo cual respondí.

-- Princesa --hablo Castiel-- ¿se encuentra bien?.

-- Eso debería preguntar yo --sonreí.

-- Gracias, me encuentro en perfecto estado.

-- Me alegra escuchar eso, anda, ve a cenar.

-- Si --dijo y se levantó. Era hora de hacerlo.

-- Como todos saben --hable llamando la atención de todos y cada uno-- Tiana a muerto y a sido por culpa mia --baje la vista un poco así como mi tono de voz-- quiero disculparme, esto no ayuda en nada, pero es lo menos que puedo hacer.

-- Se equivoca, princesa --habló Castiel-- no murió por su culpa, ninguno de nosotros sabía que eso pasaría.

-- En eso tienes razón, Castiel, sin embargo es mi culpa por haberme confiado de mas. Yo e subestimado lo que podía pasar, me olvide lo que realmente soy: una asesina que no puede controlar su propio poder. 

-- No, no es cierto --hablarón los demás-- usted princesa no es una asesina.

-- Nadie aquí piensa que lo sea. Todos entendemos lo que sucede.

Quiero llorar, ¿por qué? No lo se.
Mi pecho duele, tengo un nudo en la garganta y siento a la vez, una calma. Quizás fuera por que ellos son tan amables conmigo, o tal era por que realmente lamentaba haber matado a Tiana.

Fue entonces cuando sentí la mano calida de papá en mi hombro, me sonreía de una manera tranquilizante.

-- Mi deber es proteger a todos y cada uno de ustedes --dije ignorando lo que sentía-- pero no logro cumplirlo.

-- Princesa, todos aquí la queremos por lo que es, aprendimos con el tiempo que es una persona maravillosa y sabemos que lo que esta viviendo es muy trágico a su vez.

-- Así es princesa --hablo Castiel--  sabemos eso desde que llego aquella noche, con el alma y el corazón destrozado. Usted trataba de alejarnos por temor a lastimar a alguien, tal vez su forma de ser cause temor a los demás pero nosotros la queremos y aprendimos a ver quien es en verdad.

Cuando acabo de decir eso todos me sonreían tan cariñosamente, los niños se acercaron a mi y me dieron un abrazo que pudo sanar la tristeza que empezaba a crear y a guardar dentro de mi. Nunca podre agradecerles como merecen por todo lo que han echo por mi, lo menos que puedo hacer sería intentar protegerlos.

Aunque no pueda proteger a nadie de lo que soy en verdad.
Con esto en mente me obligaba a mantener una barrera, una que ni mi padre podría traspasar. Quisiera estar junto a ellos siempre, por lo que debo salvarlos de lo que existe o no en mi.
Cerca de ellos, pero a la vez tan distante, es como podre salvarlos. A ellos, pero también a él.

Sonreí con ese mundo de miedos, dudas y más en mi cabeza, para luego abrazar fuerte a los niños.

-- Vamos a cenar, es tarde para que ustedes estén despiertos --dije haciendo que los niños corrieran a sus lugares.

-- Si Selene --dijeron todos cuando iban llegando a su asiento.

-- Entonces, princesa --hablo Castiel-- ¿vendrá a cenar con nosotros? --pregunto mientras señalaba mi lugar, el cual ya tenía servido un plato de comida.

-- Por supuesto --aclaré.  

La cena fue tranquila, los niños jugaban como de costumbre, papá estaba sentado a mi lado comiendo y platicando del viaje al que había ido esta mañana.
Las risas y carcajadas que soltaban todos me hacían sentir una calidez en lo profundo de mi pecho, yo no solia hablar casí ni tampoco reír como ellos lo hacian, sin embargo siempre trataba de mantener una sonrisa cuando estaba junto a ellos.
Era emocionante, casi podía ver como en el aire se dibujaban pequeñas burbujas cristalinas con cada risa que daban, como si ellas se crearan por la armonía existente en ellos.

La GuardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora