El nombre y las veintisiete cabezas

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No podía evitar cada que miraba, recordar todo lo que viví aquí, buenos pero también malos momentos, cada uno de ellos me llegaron de pronto al recorrer dicho jardín.

De pequeña pensaba que este lugar era inmensamente grande, pero ahora lo miro de nuevo y pienso que no era realmente tan amplio aunque aun sigue siendo místico junto a un leve toque de fantasía, cada flor que hay aquí es diferente, olores, colores, tamaños y formas, todo variaba.

"Como un hermoso arco iris".

Todos den la bienvenida al joven príncipe, Sebastian Monteirre —la voz de Harry era tranquila, pero firme.

De pronto, las grandes puertas que conectaban el jardín con el castillo se abrieron dejando a la vista a Sebastian, traía puesto un elegante traje azul marino de camisa blanca y una capa de seda de color negra, en su cintura se podía ver colgada la funda de su espada y en sus pies tenía puestos unos zapatos negros que coordinan perfecto con su ropa, sus acaramelados cabellos estaban un poco hacía atrás, dando una apariencia mas madura.
Muy diferente a cuando lo veo en la torre del castillo.

Le quedaba a la perfección esa ropa, además de que resaltaba sus ojos azules. Quien escogió la ropa sabía bien lo que hacía, no se puede negar.

Tenía puesta mi capucha desde hace un rato, para evitar ser vista totalmente por el, sin embargo, sus curiosos ojos azules me seguían a donde sea que caminara. Debía tener cuida con eso, un paso en falso y todo se saldría de control.

— Buenos tardes a todos —habló Sebastian mientras miraba a donde estaba, aunque trataba de disimularlo.

Su voz era tan suave, relajante pero dulce. Aún si quitarme la capucha levante un poco la cabeza para verlo mejor.

— Esta prueba es una de las mas importantes por lo que deberán obtener resultados formidables en distintos campos, los cuales serán: medicina, inteligencia en batalla, conocimientos de armas así como saber reaccionar en cualquier entorno.

— Como ya ha dicho el príncipe Sebastian, todos deberán conseguir calificaciones sobresalientes.
Pero, en cada prueba se irán eliminando participantes.
La prueba final será realizada en la Isla Mueson, donde se quedaran una semana, deberán sobrevivir solos.

Cuando dijo eso todos empezaron a susurrar tantas cosas sobre la misteriosa Isla Mueson, al parecer ahí habitan tantas criaturas extrañas y peligrosas, varias veces he tenido la oportunidad de ir, pero nunca he visto nada fuera del lugar pues acompaño a un grupo de exploradores.

— Silencio por favor —habló Sebastian mientras empujaba su capa. Empezó a caminar en mi dirección, con una mirada firme y seria. 

Al parecer, mi presencia empezaba a incomodarlo un poco.
Cada paso que daba se escuchaba cada vez mas fuerte, los demás competidores se apartaban de su camino.

— Iniciaremos las pruebas una vez que la persona que se encuentra encapuchada muestre su rostro —podía verlo, su mano derecha estaba en el mango de la espada.

— Vaya su majestad —respondí con una voz retante— no creí que mi presencia pudiera ser tan importante para usted -—me incline levemente en señal de reverencia, sin embargo, era obvio que no la había echo bien y eso, había sido con toda la intención.

— Por el tono tan dulce de tu voz, veo que eres una señorita, así que, ¿por que no muestras tu rostro?

— Si usted lo desea su majestad.

Levante por completo la cabeza, nuestras miradas se encontraron, pude ver su sorpresa al verme o al menos al ver mi apariencia.
Con mis dos manos quita la capucha, para después acomodar mi largo cabello fuera de la capa.

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