20- Intersección

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Había salido a dar vueltas con la bicicleta porque ya me había recuperado de las lesiones que me había provocado el –inerte- auto de tu papá, o que vos me habías provocado, o que tu belleza me había provocado, o que mi idiotez había generado.

Sí, seguramente era esa última. Siempre lo era.

Era la tarde y empecé a recorrer el barrio. De acá para allá, cuesta arriba y cuesta abajo, hasta que en una intersección de calles; justo en la esquina de los dos caminos, exactamente donde el cartel que indicaba que calles se encontraban estaba plantado, te encontré, me encontraste... Nos encontramos.

Y seguro pensás que estoy flasheando (ilusionando) mucho con todo esto de que me re gustás, pero te estoy contando la verdad.

Vos estabas con tu patineta, tenías el pelo suelto y una remera suelta color salmon.

Casi nos chocábamos porque los dos veníamos muy rápido.

No me hubiese gustado chocar con vos. Bah, si era con tus labios hubiese estado increíble, pero no pasó.

-Seguimos encontrándonos...- musité mientras frenaba.

-Si.. Veo que le diste una revancha a la bicicleta- reíste.

Reíste y ahí vi tu sonrisa perfecta. Y aunque tus dientes no estaban perfectamente alineados, y aunque tenías brackets grises como el pavimento, esa sonrisa era perfecta para mí.

Te daban vergüenza, lo veía por tu intento de reprimir mostrar tu sonrisa.

-Yo no me rindo fácilmente.

-Eso es bueno, sos perseverante, eso no se ve todos los días.

-Tampoco se ve todos los días una chica andando en skate- hice una pausa- ugh, eso sonó machista, t-te juro que no lo soy pero no conozco ninguna chica que lo haga.

-Es bueno saberlo, no conozco muchos chicos así, ja ja.

Reíste un poco nerviosa. Hablamos, de un tema a otro terminaste preguntándome donde vivía, te enteraste de que yo era tu vecino, y –aunque sea un poco- te alegraste ¿Te alegraste? Bueno, sí, te alegraste, o eso parecía... O eso yo esperaba.

Seguimos hablando; yo me bajé de mi bicicleta y vos hiciste lo mismo con el skate, y empezamos a caminar.

Era como vivir un sueño, pero era la realidad.

-yo

Febrero 2017

Cartas que definitivamente no te voy a mandarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora