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Narra ____.

Todo el día me la había pasado con dolor de espalda sintiéndome adolorida del cuerpo, y la mejor manera de no sentir el dolor era tratando de consolidar el sueño. Al sentir que mi estomago pedía comida me puse de pie dirigiéndome a la ventana para abrir la cortina, al momento de levantar y estirar mis brazos sentí un ligero dolor en la parte baja de mi vientre como si se tratase de un leve cólico. Miré el atardecer a través de la ventana respirando hondo para que el dolor desapareciera, a los segundo el dolor ya se había ido. Me coloqué las pantuflas dirigiéndome a la cocina mientras el silencio se hacía presente, me encontraba sola ya que Aaron y Connar decidieron salir de paseo.

Al entrar a la cocina me dirigí a la alacena en busca de unas galletas de chispas de chocolate que había comprado especialmente para mí. Siempre las comía cuando Aaron se iba de casa, las escondía en un pequeño frasco de avena cuando en realidad eran galletas, por suerte a Aaron no le gustaba la avena.

Mientras comía una galleta me preparaba una rica ensalada, ante todo debía comer sano, bueno, casi. Picaba con mucho cuidado la lechuga, después el tomate aunque no era muy fan de él y así hasta que terminé de cortar cada verdura. La coloqué dentro de un plato para después poner el plato sobre la mesa, fui en busca de un tenedor; al abrir el cajón de los cubiertos sentí otro dolor similar al de hace rato, pero esta vez fue un dolor más fuerte así que me senté para esperar a que el dolor se desvaneciera.

Cerré los ojos por varios segundos y lo primero que pensé fue en el bebé, seguramente estaba acomodándose y eso era lo que me provocaba los dolores, aparte aún no era fecha para que naciera aún faltaba menos de un mes.

—Todavía no es hora bebé.—susurre mirando mi vientre.

El dolor fue desapareciendo poco a poco, así que me mantuve sentada para después disponerme a cenar mi rica ensalada.

De repente me llegaban dolores ligeros como los anteriores, pero después de las cinco veces que conté cada vez se hacían peores, ni siquiera pude terminar de comer la ensalada. Con dolor en mi vientre caminé a rastras lentamente hacia la habitación, era un dolor muy fuerte y estaba segura de que esto no era normal. Llegué a mi habitación y me dispuse a buscar de mi celular con la vista, al mirarlo sobre el mueble de noche caminé a él para tomarlo entre mis manos, me senté en el borde de la cama llevando una de mis manos a mi vientre mientras con la otra buscaba el número de Aaron. En seguida marqué y los tonos sonaron, él contestó.

—¿Qué pasa? Estoy en una rueda de la fortuna divirtiéndome, espero y sea algo importante.—Aaron gritaba al teléfono mientras yo fruncía los labios para no gritar. Este dolor había sido el peor que el de los anteriores, respire ondo hasta que empezó a desvanecerse de nuevo.—¿Estás ahí? Si solo estás enfadando será mejor que cuelgue.—espeta Aaron de mala manera.

—No, aguarda. Tengo dolores.

—Uy sí, no voy a caer en tu bromita de nuevo.

—Es la verdad...—murmuré llevando una mano a mi sien.

—Seguramente estás ahí con Elina, me acaba de mandar un mensaje diciéndome que estaba por ir a la casa. Ya déjate de bromas y déjame disfrutar mi día con Connar.—Aaron colgó la llamada haciéndome abrir la boca de asombro.

Este idiota me las va a pagar.

Busqué entre mis contactos a mamá, al encontrarla marqué a su número llevando mi celular a la oreja. Los tonos de escucharon pero mamá no contestaba, volví a marcar a su número y los tonos cada vez se hacían más lentos. Ella contestó.

—Hija estaba en una junta, ¿qué ocurre?—cuestiona.

—Tengo dolores.—digo entre dientes.

Del odio al amor-¿Shawn o Cameron? 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora