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Shawn arrullaba al bebé en una silla mecedora mientras lo miraba parada en el marco de la puerta, le cantaba una canción en un susurro perdido en los ojos intensos del pequeño Peter. Mi corazón estaba enamorado de la escena que mis ojos veían, los dos hombres que eran dueños de mi amor por fin podía estar junto a ellos como siempre lo quise. El bebé cansado cerró los ojos después de varios minutos, Shawn alzó el rostro y me miró con una sonrisa.

Se puso de pie y recostó al pequeño sobre su cuna color blanca que su tía Elina le había comprado. Lo cobijó hasta la altura de sus hombros y el bebé siguió durmiendo.

—No sabes lo tanto que amo hacer esto.—susurró Shawn muy despacio mientras se acercaba a mí.

Al tenerlo de frente coloqué mis manos sobre su pecho y lo jalé retrocediendo para salir de la habitación del bebé.

—A mí me encanta verlos a ambos.—musité en voz baja.

Seguía retrocediendo jalando a Shawn de la camisa por el pasillo.

—Pero más a mí ¿verdad?—preguntó y negué riéndome.—A ¿no?

—Peter es mas guapo.—respondí y Shawn sonrió.

—Eso es cierto, salió idéntico a su padre.—nos detuvimos fuera de nuestra habitación.

—Claro que no, es idéntico a mí.—Shawn llevo su mano a mi mejilla.

—En parte, tiene tu nariz..—susurró tocando la punta de mi nariz con delicadeza.—y también tus labios...—musitó por último pasando su dedo índice por encima de mi labio inferior.

Tragué con fuerza para después sentir como sus labios se pusieron por encima de los míos, el beso fue tan largo que se me hizo extraño que pude besarlo sin necesidad de tomar aire. Ambos nos apartamos sin dejar de vernos.

—Estoy cansada, vamos a dormir.—él me sonríe de lado y siente.

—Bien.—besó mi frente.

Caminamos ambos a la habitación en un silencio acogedor, me recosté sobre la cama sin perder de vista como se deshacía de su camisa. Se subió a la cama acomodándose de lado encarándome, lo mire a los ojos y mi corazón comenzó a latir tan fuerte como la vez que lo besé por primera vez.

—Te amo.—musité en voz baja.

—Yo te amo mas.—contestó de la misma manera.

Sonreí porque sabía que era una persona afortunada por tenerlo, la vida que ahora tenía me hacía pensar que era un sueño echo realidad.

—Por favor despierta.—musitó y me reí.

—Tonto, estoy despierta.—le contesté y Shawn dejo de sonreír.

—Por favor despierta.—volvió a repetir y fruncí el entrecejo.

—Shawn, ¿qué pasa?—pregunté con un poco de angustia.

—Despierta.—me senté incorporándome en la cama sin apartar mi vista de él.

Mire hacia mi alrededor notando que la habitación estaba completamente en negro, solo miraba la cama y a Shawn.

Del odio al amor-¿Shawn o Cameron? 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora