¿Sera que alguien te podria ayudar a salir de la depresion? ¿Ayudarte a sobrellevarla? ¿A vivir con ansiedad?
Jason comienza a sentir cosas por el nuevo chico del centro psiquiatrico, cree que todo va bien, pero el chico tiene otros planes; no sabe...
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Nunca en mi vida me he enamorado, o bueno no hasta ahora, mejor dicho; nunca hasta ahora me había dado cuenta de que estaba enamorado, y es extraño, y temo que huyas, temo que te alejes de mí, que te burles. Al mismo tiempo temo que sientas lo mismo que yo siento, temo el haber sido tan cobarde como para no decirlo antes. Temo por saber que pasara despues, temo por el mañana, no puedo dejar de temerte, y a la vez, amarte tanto.
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Era mi fiesta de cumpleaños, cumpliría diez años y estaba más que emocionado por eso, sabía que me faltaba mucho por recorrer pero aun así estaba emocionado. Ojala siempre hubiera sido como mi yo pequeño, ese niño que se emocionaba por su cumpleaños porque era "un año más de vida" el niño que con cualquier cosa reía y se maravillaba, ese niño que creía que todo el mundo era bueno y feliz... pero la ignorancia no puede durar para siempre.
Ese día había invitado a toda la escuela a mi fiesta de cumpleaños, mis padres habían puesto cientos de decoraciones por toda la casa, serpentinas, pancartas, globos, todo parecía ir de maravilla, el pastel estaba listo, era de Spider-Man, mi héroe favorito, estaba muy feliz, emocionado.
Cuando por fin dieron las dos en punto corrí lo más rápido que mis piernitas me permitían hacia la puerta principal, esperando a que alguno de los muchos chicos a los que había dado invitación tocaran el timbre. Paso media hora y nada, yo seguía parado frente a la puerta con la esperanza de que alguien tocara la puerta pero nadie lo hacía.
No te preocupes bebé, seguro se les hizo un poco tarde.—me reconfortó mi madre mientras acariciaba mi cabello, trataba de creerle, de verdad que lo intentaba, por dentro trataba de auto confortarme, diciéndome que todo estaría bien, que era común que la gente se atrasara, era normal "a nadie le gusta ser el primero de la fiesta".
Había pasado una hora más y aún nadie tocaba el timbre, pero como era un niño, seguía teniendo esperanzas de que alguien llegara "seguro están comprando el regalo al último momento" esa y miles de excusas más me daba a mí mismo para no sentirme tan mal.
Dos horas más tarde, tenía claro que nadie vendría, me di cuenta que lo que Trei Daniels había dicho mientras entregaba las invitaciones era verdad, que era raro, que nadie me quería, que era un inadaptado, que nadie vendría, que al final del día todos tirarían la invitación, que era un fenómeno. Y, mientras sus palabras resonaban una y otra vez dentro de mi mente, comencé a llorar, me hice bolita en el frío suelo frente a la puerta; era horrible sentirse de esta manera, sentirme, tal vez no odiado, pero si no querido, alejado, rechazado, y ahora también, humillado. Porque estaba consciente de lo que seguía, todos en la escuela se burlarían de mí, por ser el niño estúpido que no tiene amigos, que nadie asistió a su fiesta de cumpleaños, el niño patético que lloro en el suelo de su casa porque nadie lo quiere.
Yerin ¿Qué ocurre, bebé?—preguntó papá mientras me levantaba del suelo para luego estrecharme contra su pecho, me sentía un inútil, me sentía un maldito débil que lloraba por algo tonto como esto, tenía que ser fuerte, pero no podía.
