Capítulo 3

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Capítulo 3



Victoria



Sonó el despertador y eso fue lo que me generó furia en mi cuerpo.

Sinceramente no tenía ganas de despertarme temprano e ir a la escuela a supuestamente a estudiar.

No tenía ganas, pero me obligaban, mis padres, el gobierno y el mundo.

La escuela tendría que ser algo opcional que el joven no elija no tener que estar yendo obligado por sus padres porque cuando pasa eso, ocurren locuras y la escuela tiene que ser un espacio donde no se vean esas cosas.

Me quedé en la cama unos segundos y tiré el despertador al suelo.

Suspiré y me tapé el rostro con las sabanas que tenían perfume, de esos que usaba mi mama para la ropa.

Mi cama estaba cómoda y me dolían los ojos porque los abrí cuando no tenía ganas.

Deberían obligar a los jóvenes que quieren asistir a escuelas para que les llenen el cerebro de contenidos memorísticos que no sirven para nada, pero hay a jóvenes que le gusta que hagan eso para luego ser ellos los que estén en trabajos perturbadores.

Dicen que sirven para que te puedes insertar en un mundo laboral o para ir a la universidad en donde más profesores te bastardean y te humillan solamente para sacarte una nota buena, porque quieren que hables como ellos, todas esas cosas sin sentido y poder sacar un papel llamado título.

Todo es una mierda.

Estoy cansada entonces me gustaría otra vez cerrar los ojos y poder dormir que es lo único que me mantiene tranquila y me hace bien.

No me deja pensar en la vida de m***** que tengo y en las personas que tengo que soportar a diario y en mis alrededores, no creí que con los años seria de ese modo pero no soporto a las personas que tengo a mi alrededor.

No tengo ganas de ir a la escuela lo repito una y otra vez, no hice las tareas y tampoco revisé lo de la semana anterior así que seguro que me va a ir muy mal hoy.

Siento pasos acercarse a la puerta, pero eso no me asusta sigo en la cama.

— ¡Victoriaaaaaaaaa!

Es la voz de mi mamá, mi completa pesadilla de todos los días.

Está gritando como una loca detrás de mi puerta lo que hace que me sobresalte y me sienta en la cama con los pelos parados.

— ¡Victoriaaaaaaaaaa!

¿Cómo es que es tan insoportable y no se da cuenta?

Me tape los dos oídos así no escuchan sus gritos terribles que hacen que retumbe mi cabeza.

Mi madre es lo más insoportable que conocí en mi vida.

Mordí mi labio inferior y suspiré para poder contar hasta diez y no decir cosas que después a la gente le duele en el corazón.

Necesito guardar paciencia para no para no gritarle a mi mamá y no estar castigada por una semana y media sin poder ver la luz del sol porque creo que a ella le encanta que yo permanezca encerrada.

— ¡Victoriaaa!

Dios mío, voy a matar a esta mujer un día.

— ¡Ya voy mamá!

En cuánto hable dejó de gritar.

Tomó una decisión buena porque se me estaba perdiendo la paciencia si seguía gritando, gritaría yo y ahí se viene el problema.

I love you (Novela, EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora