MR ROSE

MUDATE A LA CIUDAD

Toda mi infancia y parte de mi adolescencia la había pasado en el mismo lugar, un poblado dormido, conservador, chato, pero de esa chatura que te deja sedado si permitís que te atrape, donde tampoco había mucho que hacer para matar el aburrimiento, así que constantemente tenías que luchar por despabilarte, tratándose de un verdadero agujero en medio del oeste.

Para ese entonces yo estaba saliendo con Gina Silder, su rostro ingenuo y angelical en seguida me fascinó, cursábamos nuestros estudios en la misma escuela, pero nos conocimos durante su fiesta de cumpleaños, ella siempre me recordaba que yo tenía puesto un tapado largo, anteojos oscuros y decía que estaba tratando de permanecer alejado de la policía.

-¿Qué pasa?- Me preguntó. –Nada- Le contesté- Solamente que siempre me están molestando, no importa dónde esté.

Gina solía decirme cariñosamente que siempre había sido alguien especial para ella, tratando de zafar a mi manera del ambiente achatado y hostil del pueblo; yo tocaba el piano desde los 5 años y soñaba con tener una buena banda de Rock, mi lado creativo era intenso y permanente, pero para poder desarrollarlo como deseaba, debía viajar a Los Ángeles, hasta lograr instalarme definitivamente allí.

Todavía recuerdo muy bien el verano de 1982 porque en verdad habíamos pasado un verano maravilloso en Lafayette, escribiendo un montón de poesía, tomando ácido, haciendo skate y yendo al parque, siempre escuchando nuestra música preferida: Queen, Nazareth, AC/DC, Sex Pistols y Aerosmith, eso sí, donde fuéramos teníamos a la policía husmeando alrededor nuestro y eso no era mentira.

Mi interés hacia el Rock N' Roll se volvió cada vez más intenso y me unió aún más a Izzy, ambos teníamos el mismo gusto musical y compartíamos iguales fantasías, así fue como nos reunimos con un par de amigos y formamos nuestra primer banda llamada A.X.L, aunque después el grupo tuvo una fugaz existencia.

En Indiana fuimos una banda de garage durante años porque nunca hubo un buen lugar para tocar, al menos que hablaras con alguien influyente como para que te dejara rentar un pequeño local y hacer un show cada seis meses, estábamos conscientes que por mucho que nos esforzáramos, planear una carrera, vivir de la música y hacerlo en Lafayette era poco menos que una utopía.

Sin espacios donde poder mostrarte como grupo ni lograr salir de allí, encerrados dentro del mismo circuito obtuso y sin vuelo, a decir verdad no había un espacio adecuado para desenvolver nuestros propósitos, por eso decidimos partir hacia Los Ángeles en busca de nuestros extraordinarios sueños y volver a sentir algo de alegría y esperanzas.

Un día nos miramos y dijimos: 'Tenemos que arriesgarnos, salgamos de este pozo y empaquemos nuestras cosas hacia la tierra prometida', tampoco teníamos mucho que traernos a cuestas y en realidad nos quedaba una sola alternativa, aventurarnos a que las cosas nos salieran bien o quedarnos planificando una vida que quedara únicamente en una mera ilusión, honestamente lo hubiese tomado como un fracaso personal si no lo hubiésemos intentado.

Sería muy triste pensar en no habernos animado a cambiar nuestra situación y sólo seguir anhelando aquello que amábamos hacer desde lo más profundo del alma, así que una mañana muy convencido de lo que quería, caminé solo bajo el sol, puse algunas pocas cosas dentro de una vieja valija y por más de una hora transité unas largas cuadras hasta pararme justo al lado de la ruta, haciendo dedo hasta el cansancio sin que fuera nada fácil que alguien se decidiera a llevarme.

Izzy había partido un tiempo antes y luego de unas semanas de buscarlo por cada sitio que me parecía conveniente, finalmente me encontré con él, nunca olvidaré la alegría de aquel encuentro, mi mejor amigo también estaba buscándome y así se produjo nuestro tan ansiado abrazo, cuando al fin pude descubrir su rostro en un pequeño local de tatuajes en medio de la caótica Sunset Strip, recién entonces me sentí un poco mas aliviado de estar parado allí.