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15 de Mayo, 2015

—Le dijiste a mamá que iríamos a comprar...¿Por qué estámos aquí?.

     El mayor viró la mirada, balbuceando cosas que Park no entendió, para encogerse de hombros y hacerle señas al menor con sus manos para que se acerqué a él, y ayudarle a subir la ventana.
   Si bien, el vecino de ambos— quien vivía en el pasaje de atrás— estaba teniendo una de sus tantas fiestas por la tarde, y la curiosidad de YoonGi era tanta, que decidió ir a ver que tan buenas eran como para escuchar risas y gritos divertidos. Aunque claro, no iría solo, sino que con su vecino, diciéndole una diminuta mentira a Ha-Neul, la madre de JiMin.

  Una pequeña mentira no le haría mal a nadie, o ¿Si?.

—Primera y unica regla. No confíes en un Min— soltó con una sonrisa ladina, guiñandole, haciendo que el menor también sonriera.

—Lo tendré en cuenta.

    Al principo se encontraban asustados de que el dueño de la fiesta los encontrara, o que alguien les dijera algo por ser desconocidos, pero luego de un rato se relajaron, pasando esa noche entre risas, conversaciones vagas, coqueteo, besos tiernos y húmedos, bebidas con y sin alcohol, hasta que el reloj marcó las dos de la mañana.

»—¿Por qué tendrían un reloj de pared sin pilas?— preguntó, arrastrando sus palabras— eso me recuerda a los clichés de los videos musicales— rió.

    YoonGi tomó nota de nunca dejar que el menor bebiera alcohol en exceso. Una divertida sonrisa adornaba sus finos labios, mientras que caminaba a pasos lentos y suaves con el pelirrojo totalmente ebrio en su espalda, quien transmitía y transmitía palabras sin sentido.

»—Yoonie Hyung~— canturreó, pasando su pequeña nariz por el cuello de Min, en donde acarició lentamente antes de aspirar el perfume del mayor, riendo levemente al sentir como su nariz cosquilleaba— ¿Qué perfume usas, Hyung?.

—No uso perfume, Minnie. Es raro que lo haga.

—Hueles bien, y eres muy, muy, muy lindo— YoonGi sonrió nuevamente— como un gatito. ¿Quieres ser mi gatito?.

—No soy un gato, Park— bufó, arrugando su nariz con molestia ante el apodo.

—No, ¿No quieres s-ser mi gati-to?— la voz quebrada del menor le hizo suspirar. Sinceramente, nunca creyó tener que soportar al pelirrojo de esa manera.

—Lo soy, ¿Si? Soy tu gatito, pero que no se te ocurra llorar.

—¿P-prometes ser mi gatito?.

—Si, lo prometo— habló con cierta gracia.

  Un sonoro y delicado beso fue dejado en el cuello del mayor, haciendo flaquear las piernas de Min por un momento.

—Yoonnie— él soltó un simple "uhm" dándole a entender que le estaba escuchando— ¿Cómo se siente un mago después de comer?.

—Supongo que lleno— se encogió de hombros, escuchando la risa de Park contra su cuello— no es eso, ¿Verdad?. Dime, ¿Cómo se siente?.

—Magordito, Hyung.

   La estruendosa risa del menor en su oído le hizo que cerrara sus ojos, mordiendo su belfo inferior para no maldecir. De todas formas, no le dió importancia.

»—Yoonnie~

—Dime.

—Te quiero, Hyung— suspiró— eres bonito, tus ojitos son bonitos, tu boquita es bonita y muy dulce a pesar de que bebas mucho cafe amargo— soltó, dejando caer su sonrojada mejilla en la espalda de este— eres perfecto— atrapó su belfo inferior entre sus dientes, sintiendo como sus mejillas ardían más— sabes lo que quiero. Sabes moverte y eso me encanta.

    Los mofletes de YoonGi se tiñeron de un rojo vivo, apretando levemente los muslos de Park ante las últimas palabras de este. Debía aceptarlo, nunca se esperó que Park confesara aquello.

—Do-dormirás en mi casa, ¿Si?. Tu madre ya lo sabe. Le avisé desde mi teléfono a mitad de la fie....¿JiMin?.

    No recibió respuesta alguna, y la calmada respiración del recién nombrado contra su pálido cuello le dió a entender de que Park se habia dormido. Suspiró con una sonrisa.

»—Descansa, pequeño.

»—Descansa, pequeño

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