Yoon: Que habras la maldita ventana, pendejo 7-7 Tu sillón aquí afuera es cómodo, pero hace mucho frío como para quedarse. Visto a las 01:37㏂√√
JiMin enseguida salió de su cama, acomodando sus rojizos cabellos y su larga playera antes de acercarse a la ventana, averiguando que aquello no fuera una jodida broma por parte del mayor. Pero en efecto, Min estaba sentado en su blanco sofá, revisando su teléfono. Abrió el ventanal, sintiendo como la fría briza le abrazaba, haciendo que todo su cuerpo estremecer. Llevó su mirada a su derecha, viendo algunas hojas y ramas que estaban en el piso de su balcón.
—Ojala y un día de estos las ramas del árbol se te rompan— comentó con gracia, escuchando la grave y baja risa del contrario, quien guardó su móvil para acercarse al menor— ¿Qué haces aquí?.
El pálido no dijo nada— no aún— y tan sólo tomó las frías y a la vez sonrosadas mejillas de Park entre sus manos, para acercar los labios del pelirrojo a los suyos, deteniéndose a centímetros para mirarle directamente a los ojos.
»—Ha-hablo enserio, ¿Qué haces aquí, Hyung?— preguntó, intercalando su mirada de aquellos felinos ojos, a los finos labios del mayor de vez en cuando.
—¿Hyung?— las mejillas de Park se encendieron aún más si era posible, relamiendo sus labios mientras asentía tontamente— creo escuchar eso sólo en una ocasión especial.
Miró por algunos minutos más la marrona mirada de Park, para depositar un tierno beso en los fríos belfos contrarios.
—Entra, Yoonnie.
No dejó que el mayor lo pensara, tiró de la chaqueta de cuero que este traía, adentrandolo a su habitación con cierta torpeza, comiéndole la boca desesperadamente una vez más, quitándole la ropa, separándose de los labios ajenos solamente cuando era necesario, juntandolos de inmediato.
—E-espera, JiMin. La ventana...
—No, Hyung. No— besó el cuello de Min, mientras que sus pequeñas manos trataban de quitar la hebilla del pantalón del peli-negro— no hables, no ahora. Sólo...Sólo tócame, por favor. Tócame, bésame y hazme ver las estrellas de nuevo. Sólo pido eso. Hazlo, por favor.
YoonGi asintió tontamente ante la suplicante voz del pelirrojo, pasando saliva al ver como los ojos del menor brillaban más que de costumbre. Sin pensarlo más, tomó a Park de las caderas, alzandolo para que este enrollara sus bien formadas piernas en su cintura, mientras que sus bocas volvían a encontrarse.
Gemidos, gruñidos, jadeos, cumplidos y maldiciones era lo unico que se escuchaban en aquella habitación, tratando de ser callados erróneamente.
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