Sus labios se devoraban con necesidad, provocando un morboso sonido que los ponía cada vez más duro. El mayor llevó sus grandes y venosas manos a los muslos del menor, haciendo que este diera un salto para enrollar sus piernas en las caderas ajenas.
Kim se preguntaba de donde salía toda aquella fuerza.
YoonGi comenzó a caminar con la intención de subir a la habitación del menor, pero estaba tan concentrado en el húmedo beso que se le hizo algo difícil, por lo que terminaron cayendo al negro sofá de TaeHyung, separándose a penas unos centímetros para reír por lo recién ocurrido.
Sus bocas volvieron a unirse, mientras que el menor se acomodaba en el regazo de Min, comenzando de un momento a otro un suave y exitante movimiento de caderas, arrancándole un gemido ronco a YoonGi que fue callado entre ambas bocas.
Las manos del de tez blanca viajaron inconcientemente a las caderas de su novio, ayudándole a que se moviera con más fuerza y presión sobre su miembro, para seguido pasar sus manos por debajo del pantalón que Kim traía, apretando su trasero por sobre la suave y sedosa tela del bóxer, escuchando un jadeo de sorpresa, y un gemido de aprobación. El peli-negro dejó los finos labios del mayor a un lado, para comenzar a recorrer el pálido cuello de Min, dejando pequeñas marcas para luego pasar su lengua. Los suspiros de plena satisfacción que soltaba YoonGi lo incitaban a seguir, pero...
—Ji-JiMinnie~
...Todo se fue a la mierda de un momento a otro.
TaeHyung enseguida dejó de besarle el cuello, alejándose lentamente para observar el rostro del mayor, quien tenía sus ojos cerrados con fuerza, y sus rojos e hinchados labios los mantenía apretados— ¿Disculpa?.
—Yo...Uhm...
—¿JiMinnie? ¿Enserio?.
—Supongo que lo siento— suspiró, viendo al menor bajarse de sus piernas.
—¿Supones? Es la segunda vez, Min YoonGi— le miró con molestia— la primera vez te lo acepté sólo porque días antes yo habia cometido aquel error con el nombre de JungKookie. Pero eso no volvió a pasar— arregló sus pantalones enfadado, buscando su móvil entre el sofá— ¿A quién mierda le pasa lo mismo dos veces?.
—¿A mi?.
El peli-negro detuvo su busqueda, observando a su mayor sin expresión alguna.
—Vete de mi casa, Min. De verdad, vete— su voz se quebró, y YoonGi volvió a sentirse la peor persona— acepto que tengas un tatuaje de Park en tus clavículas, e incluso que pienses en él cuando estás conmigo en la cama una vez. ¿Pero dos veces?— negó con una débil sonrisa, desviando su mirada para dirigirse a las escaleras— es lo último. No quiero verte.
Yoon se quedó con su cabeza recostada en el respaldar del sofá, en donde soltó un suspiro cansado al escuchar el fuerte portazo que Kim habia dado al cerrar la puerta de su habitación. Si nada que hacer realmente en la casa del menor, se puso de pies, tomó su chaqueta, llaves y salió de la casa— también azotando la puerta— para dirigirse a su hogar.
¿A caso aquél niño no lo dejaría en paz a pesar de que hayan pasado cinco años?. ¿Qué tenía qué hacer para qué Park abandonara su mente de una buena vez?. ¿Cinco años no eran suficientes a caso?.
Al parecer no.
—¿JiMinnie?— rió sin gracia, pateando una piedrita con fuerza— ¿Enserio, Min?.
Rascó sus negros cabellos con frustración, maldiciendo en voz baja, preguntándose así mismo “¿A qué mierda volvió?” a cada cierto tiempo, para botar el aire de sus pulmones con resignación, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta, y apresurando sus pasos.
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