[Chido]

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Es mi primera historia, no estén chingando

[☀️]


—¿Podrías repetirlo? Creo que no estoy entendiendo—. Comento Japón con nerviosismo, mirando al sonriente latino frente a él

—«Este men está sordo»—. México suspiró, ya se había acostumbrado a como era Japón, suponía que tanto trabajo ya le estaba chamuscado el cerebro .—¿Quieres ir conmigo a la fiesta de ONU?—. Volvió a sonreír, ya que bueno estamos hablando de México, el siempre sonríe.

—¡Claro, me gustaría!—. Casi grito el asiático. México solo le sonrió mientras ahora caminaba un lado del japonés, el cual trataba lo mejor que podía seguirle la conversación al tricolor.

—Entonces, nos vemos aquí a las 9:00—. Comento el americano ya afuera de las instalaciones de ONU, para después despedirse con la mano y comenzar a caminar su rumbo hacia (seguramente) su hotel.

Japón lo miro hasta que desapareció de su vista, para después en sus labios se estiraron en una gran sonrisa, esperara que si todo en esa fiesta salía perfecta, se declararía al mexicano ahí mismo. Estaba tan feliz.

[🌤️]


Movió su mano nervioso, su traje negro lo hacía lucir bien (según palabras de sus amigos), así que no tenía que estar nervioso ¿Verdad? Estaba ahí, donde el mexicano había quedado en verlo, pero llevaba más de 10 minutos esperando y se estaba desesperando, algunos países (los más puntuales) ya se encontraban llegando, algunos lo miraba con aburrimiento otros ni lo miraba.

—¿Ojitos de raya?—.

¿Y si México lo había dejado plantado? ¿Y si solo le había jugado una broma? ¿Había jugado con el? No...no creía que México fuera así, el lo conocía pero...

—¿Estas bien?—.

De hecho, Japón no conocía del todo bien a México, ¿y si todo eso era verdad? Quizás México si era así y solo lo engañó, porque porfavor ¿Quién llega quince minutos tarde a una fiesta importante de ONU? Nadie...

—¡JODER JAPÓN RESPONDÉ!—. Japón sintió como lo sacudían de manera fuerte de un lado a otro, algo confundido miró hacia enfrente, y quedó más embobado que nunca.

México vestía un traje de charro, pegado al cuerpo, con detalles blancos adornando tanto el contornos de sus piernas como el de sus brazos y adomen, dejando ver su hermosa figura (suponía) bien cuidada.

Estuvo mirando al mexicano tiempo indefinido, de verdad no debió hacer eso, ya que, al no responderle a México y mejor apreciar su belleza, el americano lo interpretó como si no lo estuviera escuchando, y le dio uns cachetada, algo fuerte pero no lo suciente como para que le doliera demasiado.

—¿Estas bien? Encerio estaba muy-—. Japón tomo las manos del mexicano y las acarició entre las suyas.

—Te vez hermoso—. Soltó el Japonés, mirando atento como el mexicano se sonrojaba e intentaba mirar a otro lado, una de sus manos sostuvo las del mexicano, mientras la otra viajaba a su mejilla y la tocaba con cuidado y amor escondido en un leve temblor, que no fue notado por el latino.

El tiempo en ese momento se congeló para ambos, los ojos del mexicano buscaban escapar de los de Japón, el cual miraba con emoción como los ojos nerviosos de México escapaban de los suyos, o así hasta que sus miradas se encontraron; Japón miraba el tierno sonrojo del latino, mientras México miraba la mirada llena de ¿Amor? Del japonés, algo dentro de México se contrajo extrañado, por el sentimiento que el Japonés expresaba con su mirada.

Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora