[Tiempo]

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Es mi primera historia, no estén chingando

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"El tiempo pasa volando cuando te diviertes"

Apretó el cuerpo contrario más a su torso, tratando de darle más calor a aquel pequeño cuerpo que al igual que el suyo era cubierto por los hombros por una gran manta. Ambos miraban el gran manto nocturno sobre ellos, mirando el titilar de las estrellas.

—Si ves todas las estrellas ahí—. Japón solo soltó un suspiro que se convirtió rápido en un humo, que solo detonaba lo fría de aquella noche de Noviembre.

—Si, las veo—. Admitió con delicadeza, abrazando el cuerpo del menos con más afán.

—Ni todas esas estrellas, podían representar lo que siento por ti—. Japón miro con amor a su novio, solo para darle un beso en la cabeza, seguido de muchos otros. México solo atinó a soltar risitas gracias a la sensación provocada por su novio.

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Dos meses de relación oficial, y el amor que había entre ellos era cada vez más fuerte. Pero como ahí cosas buenas, también cosas malas.

Los ojos del mexicano derramaban lágrimas como si de un río se tratase, miraba un punto en la pared de su cocina, dejando se hacer lo que hacía para llorar y comenzar a temblar del miedo.

—¿México?—. Su novio que había estado en la sala, barriendo el piso ahora se estaba asomando por la puerta de la cocina, preocupado porque escucho el sonido de algo caer al suelo. —¿Me—. No termino la pregunta cuando miro al latino tieso mirando una de las paredes de la cocina, llorando silenciosamente.

Japón habento la escoba a cualquier lado y corriendo se hacerco a su amado, para después con sus manos sostener el rostro ajeno que seguía llorando. —Amor, ¿Amor me escuchas?—. Un sollozó se escapó de los abultados labios contrarios, las palabras del japonés solo lograron que México saliera un poco de su tranze, aunque no por completo. —Tranquilo, tranquilo estoy aquí contigo—. Abrazó con fuerza el cuerpo del México contra el suyo.

México comenzó a caer de rodillas, y apesar de hacerlo Japón no lo soltaba y seguía apretando su cuerpo contra el del latino. Solo para ambos terminar en el suelo, aún siendo unidos por el abrazo que Japón no tenía la intención de romper.

—No me dejes—. Susurró el latino entre el llanto. Solo para aferrarse por fin al nipon.

—Jamás, jamás te dejaría—. Susurró apretando el cuerpo de su delicado novio con el suyo.

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—¿Estas cansado?—. México se encontraba de visita en los territorios de su amado, hace más de un mes que no se veían y resulto ser un martirio para ambos amantes, por lo cual apenas México tuvo un pequeña descanso, tomó el primer vuelo para Japón que encontró.

—Bastante—. Admitió el asiático, tirando los informes en su escritorio, soltando un cansado suspiro. No había dormido en meses.

—Pobeshito—. Soltó el latino, para después caminar a su lado y abrazarlo suavemente, solo para dejar un tierno beso en su frente, para sentir como el japonés abrazaba su cintura y escondía su cabeza en su cuello.

Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora