♨ CAPITULO SEIS ♨

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Eran las 3:30 p.m. ya, el molesto ruido de una voz poco conocida lo hizo regresar así, su cuerpo se encontraba en mal estado, estaba demasiado dolorido, por casi todas partes como si le hubiese pasado un camión por encima. La luz del día de por sí molestaba su vista, se limitó a abrir los ojos de par en par para encontrarse en una habitación extraña.

—¡Felix te estoy hablando despierta por lo que más quieras en éste mundo, no vayas a la luz por favor es peligroso tienes que responderme o sí no meteran a Changbin a la cárcel y no estoy listo par.... — El chico de la voz un tanto conocido reaccionó al ver que Felix despertaba. —¡Despertaste!

El pecoso lamentablemente no lo tomó nada bien, se alejó rápidamente del chico tratando de abrir la puerta del cuarto desconocido que parecía estar sellada, estaba realmente asustado.

—¡Espera un poco! No puedes salir.

—Cállate de una vez y dime ¿¡Quién eres y qué quieres de mí!?

El otro frunció el ceño desconcertado y se acercó sigilosamente al chico de cabellos rubios.

—¿No me recuerdas? Nos conocimos en la fiesta de Bambi — hizo una pausa antes de continuar y a juzgar por el estado en el que se encontraba el otro decidió darle un tiempo. —Sólo aguarda un poco, confía en mí que no te voy a hacer nada malo y vayamos a comer algo ¿Te parece? Realmente me preocupa que te vayas a desmayar o algo por el estilo.

Felix sólo asintió y decidió confiar en el pelinegro que después tomó su mano. Comieron un poco aunque resultó ser algo incómodo debido al silencio.

Hyunjin no quería mencionar nada del día anterior, se trataba de poner en los zapatos del otro chico, sería vergonzoso recordar así que sólo le contó que no se preocupara por su madre ya que éste le había dicho que estaba en buenas manos.

—Espero que no te moleste mucho pero tomé tu teléfono y hablé con tu mamá, que parecía no preocuparse mucho. — suspiró. —Es la primera vez que veo algo así.

Felix sólo hizo una mueca de tristeza ¿Cómo era posible que la mujer que le dió la vida de momento parecía que no le importaba su único hijo en el mundo?

El pelinegro al notar la reacción del otro dió un pequeño salto arrepentido y agitando ambas manos.

—¡No me refería a eso Felix! Perdóname.

—Estoy bien, no te preocupes.

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El chico pecoso regresó a su hogar finalmente después de estar al rededor de dos horas más con Hyunjin, aunque cuando estaba con el pelinegro nisiquiera habló mucho a pesar de que el otro se esforzaba en mantener una conversación, Felix no estaba de humor ni menos aún cuando encontró a su padre sentado en el sofá de la casa y a su madre llorando por alguna esquina de la cocina, quienes nisiquiera lo saludaron, no quería que le vieran la cara mucho menos después de darse cuenta la cantidad de moretones que tenía y que a pesar de haberle pedido muchas veces al chico alto que le contara lo que en realidad ocurrió el día pasado éste se negaba.

Estaba realmente agotado, ignoró por completo las llamadas y mensajes de su mejor amigo y se quedó completamente dormido.

Pasaron las horas y ya llovía, lo supo porque se escuchaban fuertes relámpagos afuera. Miró el reloj que marcaba las 11:40 p.m. la oscuridad invadió por completo la habitación del chico de cabellos rubios, tenía una jaqueca horrible y sentía que en cualquier momento iba a colapsar a pesar de su largo descanso aún sentía cansado, tenía hambre y por alguna razón triste y solo.

Tomó lo primero que vio, una bermuda negra y una sudadera con capucha color amarilla, por primera vez no quería pedirle nada a su madre, él había salido de casa por su propia decisión así que lo justo era que él mismo se encargara de sus asuntos.

Salió con una sombrilla en su mano y su cartera en la otra, esperaba encontrar cualquier lugar que estuviera en servicio y así fue al poco tiempo, se adentró a la estación de servicios con el letrero que indicaba "abierto a las 24 horas". Tomó unas pastillas que lograrían a quitar su dolor, tomó un par de snack para calmar su hambre; salió del lugar una vez que pagó todo y otra vez comenzaron los ataques.

—Aquí no... Porfavor.

Desmayaría en cualquier momento, de eso estaba seguro, sólo esperaba que por obra del destino su madre llegara para llevarlo a casa seguro pero sin embrago no era ella la que corrió a ayudarlo sino que fue él.

яєαℓℓγ ωαѕ нє || CHANGLIX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora