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14 | La Maldita Verdad

—Eras un bebé tan lindo —digo con emoción mientras comienzan los créditos de la película Never Say Never de Justin.

—No entiendo por qué querías ver NSN en lugar de Believe —dice Justin con confusión.

—Porque quería ver una versión más joven de ti. Eras tan lindo, movías el cabello cada cinco minutos y todo —le digo con una carcajada.

—Y cada chica estaba obsesionada con ese cabello. —Justin menea la cabeza con una sonrisa.

—Deberías dejártelo así otra vez. Me gusta —le digo, pero él niega con la cabeza.

—De ninguna manera. —Justin levanta las cejas y yo me río.

—Mírateeee. —Me emociono una vez más, cuando en la pantalla aparece una foto de Justin de bebé—. Mira esas mejillas. —Aprieto las mejillas de Justin y él gruñe.

—Ángel, detente, te estás convirtiendo en mi abuela —me suplica, y yo no puedo parar de reír.

—Eras más lindo en ese entonces —le digo, y su mandíbula cae abierta.

—Bueno, por supuesto que lo era. Ahora soy más caliente. —Justin frunce los labios, haciéndome reír con más fuerza—. Oh, vamos, sabes que no puedes resistirte a esto. —Mueve las manos de arriba abajo mostrando su cuerpo, luego flexionando los músculos.

—Oh Dios mío, Justin, detente. —Me río.

—De acuerdo, de acuerdo. —Él toma ambos brazos míos—. Cálmate. Respira. Inhala. Exhala. Repite —me dice, y yo por fin me calmo.

—Me duele el estómago por tanto reír, tonto. —Lo empujo ligeramente.

Una nueva canción aparece en los créditos cuando ambos nos quedamos callados. Los subtítulos rezan Born to be Somebody, pero hay una parte en la letra que llama mi atención. «Hay un yo que nadie conoce, esperando ser libre». Miro a Justin mientras él observa el video.

—Quiero conocer ese tú —le digo a Justin con honestidad, y él se voltea a mí con una sonrisa tímida.

—Ya lo conoces.

...

Cierro mi maleta y suspiro mientras me siento en la cama. Sophie corre hacia mi regazo y lame mi rostro.

—¿Lista para tu primer viaje, Soph? —le pregunto, a lo que ella ladra.

—Buena chica. —Acaricio su cabeza y me incorporo.

Son las dos de la tarde y ya he terminado de empacar para Nueva York y ayudado a mamá a limpiar la casa. Recuerdo que Justin me había pedido que los acompañara a él y Hailey si tenía la oportunidad, pero no quiero ir sola. Así que le marco a Lex.

—¿Qué pasa, perra? —me pregunta.

—¿Quieres unirte a un día en la playa con Justin y compañía?

—¿Chico o chica? —responde con otra pregunta.

—Chica —respondo, y de la boca de Lexi escapa un «oh».

—Sí, oh. La peor parte es que anda sobre mí. Sabe que le estoy ocultando algo a Justin —le digo a Lexi y ella murmura un «oh, mierda».

—«Oh mierda», es correcto, Lex.

—¿Se lo vas a decir a él? —me pregunta y asiento, pero luego recuerdo que estoy en el móvil.

—Sí, esta noche luego de la cena —hablo, y Lexi responde «Oh».

—¿Cómo se llama? —pregunta Lexi.

—Hailey.

—Oh, suena horrible. —Lexi gruñe.