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Yugyeom estaba concentrado mordiendo una clavícula de Jungkook cuando sintió un tirón en su cabello. Levantó la mirada para saber qué es lo que quería Jungkook y se encontró con éste sonrojado, con los labios entreabiertos buscando aire y los ojos empañados.

Yugyeom había visto esa expresión muchas veces, la había provocado él mismo muchas veces. En otros omegas también, pero nadie nunca se compararía a Jungkook. La belleza de Jungkook era etérea, a los ojos de Yugyeom era una obra de arte, algo regalado de los dioses, una deidad de otro mundo.

Algo inalcanzable.

Y la capacidad de reducir esa pacífica y preciosa imagen a esta mucho más magnífica y mundana con sólo su boca, lo invadía de una sensación de lo más placentera.

Se había quedado embobado mirando a Jungkook que no fue sino al tercer tirón que se dio cuenta de que Jungkook reclamaba su atención de otra forma.

Intercambiaba su mirada entre los ojos y los labios de Yugyeom mientras mordía los suyos propios dejándolos de un rosa que lo invitaba a morderlos.

Se acercó hasta asegurarse de rozar sus labios, sin pegarlos del todo, disfrutando de cómo el omega se movía queriendo más. Pidiendo mas cercanía, pero sin hacerlo él.

- Eres un caprichoso, ¿lo sabías?- Yugyeom no se había alejado nada, por lo que estaba hablando sobre los labios de Jungkook.
Jungkook sintió más que oyó las palabras, respirando el aire que salía del alfa, provocándolo.

- Si me dieras lo que pido no me pondría así- Jungkook había sacado la lengua y estaba delineando el labio inferior de Yugyeom, notando como las manos de este se crispaban en su cintura y su respiración se agitaba.

- ¿Por qué no vienes tú a por...- Las palabras murieron en los labios de Jungkook cuando se acercó lo suficiente para juntar finalmente sus labios.

Yugyeom dejó que Jungkook llevara el beso, notando cómo la lengua del omega se entrelazaba con la suya, comenzando una pequeña pelea, para después rendirse y pasar a acariciar su paladar con la punta de su lengua.

Era un beso lento y apasionado. Jungkook disfrutaba tener el control, saber que no era reducido a cero. Pero amaba cuando Yugyeom lo dominaba por completo y lo llevaba al límite, allí donde no era consciente del todo de la realidad.

Así como ahora sentía la pierna que separa las suyas y la rodilla que lo acariciaba en su entrepierna.

Soltó un gemido que cortó con el beso a la vez que sentía otra lamida en el cuello y otra mano que acariciaba por debajo de su camiseta sus pezón, dando caricias hasta ponerlo duro y pasar al otro repitiendo la misma acción.

Ese era el límite de Jungkook, donde sólo gemía y rogaba por más, sin hacerle caso a nada más que a Yugyeom, y a lo que pedía su cuerpo.

La rodilla había cesado su movimiento, pero ahora lo que le rozaba era la erección del otro, que paso sus manos por el culo del omega, apretando y acariciando a sus anchas. El omega abrió sus piernas mientras suspiraba y sentía al alfa acercarlo a su erección. Frotando una y otra vez. Embriagándose del olor a manzanas y tierra mojada del alfa. Sintiendo que se asfixiaba, pero no queriendo pararlo.

La mano de Jungkook paso por el pecho del alfa hasta llegar al botón de los pantalones de éste y desabrocharlo con intenciones de tocar ese órgano que lograba llevarlo al cielo.

Pero una vez que se dispuso a bajar la cremallera una mano se lo impidió.

- ¿Estás seguro de que quieres ir por ahí? Una vez que empieces no pararé hasta terminar- La respuesta que obtuvo fue una mano sacando su pene de sus boxers y una boca succionando su cuello.

RococóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora