Jungkook se había cambiado y duchado y ahora estaba cenando un rico ramen instantáneo con Hobi.
-¿No crees que se notará mucho?- Hoseok hablaba con la boca llena burlándose de Jungkook señalando la bufanda en su cuello.
-Estamos en noviembre, diré que he cogido un resfriado y que por eso llevo la bufanda.- Jungkook respondió desinteresadamente.
Hoseok sólo se rió y siguió comiendo. Miró hacia la ventana y notó una limusiona negra que entraba a la casa y que aparcaba en la cochera.
Suspirando se puso de pie y recogió lo de la mesa para seguir comiendo en la cocina.
-¿Hobi? ¿Dónde vas? ¿Te has enfadado? -Jungkook confuso observó las acciones de su mayor.
- Jungkookie, tus padres han llegado y sabes que no les gustan que coma contigo ni que pase más tiempo del necesario.- Con una sonrisa forzada desordenó sus cabellos y se apresuró a la cocina con las cocineras al escuchar la cerradura de la puerta.
Jungkook bufó bajita volviendo a colocarse el pelo y se dirigió a la puerta poniendo su mejor sonrisa esperando que sus padres abrieran la puerta.
No quería que estuvieran allí.
- Deja esas bolsas ahí, y tú, cuidado con esa caja, lo que hay dentro es de marfil y no te olvides de guardar oh, mira quién está esperándonos querido, mi bebé. - La madre de Jungkook apretó sus mejillas y le dio un beso mientras lo apretujaba entre sus brazos.
Su madre era una omega de estatura normal, con un largo pelo negro y lacio, y unos ojos tan vivaces y expresivos como los suyos, con una contextura suave y delicada.
Su padre era alto, no muy robusto, pero en forma, con el pelo castaño y también lacio, y sus ojos rasgados siempre habían hecho que Jungkook fuera cauteloso a su alrededor. Que fuera un alfa de alto nivel puede que también incluyera.
- Vaya Jungkook, has crecido. Antes no llegabas ni siquiera a mi barbilla. - Su padre le sonrió una vez que su madre se apartó y le apretó el hombro. Nunca fue un hombre que demostrara cariño físicamente.
En sí sus padres no lo trataban mal y sabía que lo querían a su extraña manera. Una manera ausente que intentaban compesar con regalos, pero al menos sabía que no les era indiferente.
El problema estaba en que, aparte de no estar casi nunca presentes en su vida, también tenían unas ideas de vida un poco antiguas.
Seguían esperando que llegara virgen al matrimonio de la mano de un alfa de calidad y que le diera cuanto antes cachorros.
Si bien no estaban tampoco en contra de que estudiara, sabía que si les pedía que lo dejaran trabajar una vez terminados sus estudios le buscarían al primer alfa que les pareciera y le diría adiós a la buena vida.
Por eso, aunque lo quisieran a su extraña manera, prefería que no vinieran. Porque nada bueno para él venía con ellos.
- Y dime, ¿Cómo te fue con ese alfa? Mi amiga dijo que era bien educado, espero que te comportaras. -Sí, con sus padres venían las citas, las salidas, las fiestas, los salones de belleza y los reclamos por su 'falta de elegancia propia de los omegas.'
Tonterías si le preguntabas a él.
-Eh, bueno sí, fue bueno durante la cena. Y yo fui muy agradable, pero dijo que se dio cuenta que su corazón pertenecía a una bonita beta y que no quería romperme el mío. - Jungkook le mintió con su mejor sonrisa. Verdaderamente ni siquiera se acordaba de que había cenado con un tipo, y de todas formas durante la cena no escuchó nada de lo que dijo el chico, concentrado en su comida y cuando fue a despedirse con un beso en la mejilla Jungkook fingió un estornudo y se fue corriendo del restaurante.
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Rococó
FanfictionJungkook y Yugyeom son conocidos por todos los conflictos que hay entre ellos. No importa por qué siempre encuentran razones para pelear. Y eso tampoco es un impedimento para no pelear cuando nadie los ve. Pero aún así se siguen odiando una vez todo...