Capítulo V

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El Bar Annabel's era un lugar frecuentado por los ricos y famosos y aunque habia numerosas celebridades en la pista de baile, Rose vio que tanto ellos como los empleados del local se quedaron impactados por la presencia de Dimitri. Eso le hizo darse cuenta de su poder y de su magnética atracción que atraía a hermosas mujeres con cuerpos perfectos con las que no pudo evitar compararse mientras se preguntaba que demonios veía Dimitri en ella.

Pero Dimitri sólo tenia ojos para Rose y ella no podía encontrarlo más halagador, y a medida que avanzaba la noche y que corría el champagne comenzó a relajarse y a divertirse. Bailar esa música funky con Dimitri mientras el movía sinuosamente su pelvis contra su cuerpo hizo que un calor abrazador le recorriera las venas.

-¿Lo estas pasando bien?

La música ahora era mas lenta y ellos seguían moviéndose por la pista de baile, cadera contra cadera mientras el deslizaba la mano sobre la espalda de ella en una sensual caricia.

-Si- admitió Rose. No veía razón para negarlo cuando se sentía mas viva que nunca.

-Bien.

Dimitri bajo la cabeza y comenzó a besarla, lentamente. Ella no se resistió y todo su cuerpo tembló cuando la lengua de él se coló en su boca y exploró su húmeda calidez hasta hacerla perderse en ese nuevo mundo de placer sensorial, tanto que dejó de ver a la gente que los rodeaba para verlo únicamente a él. 

Eran las tres de la mañana cuando salieron del bar.

-Este no es tu coche-murmuro Rose cuando una limusina negra se detuvo junto a ellos.

-Nunca conduzco después de beber varias copas. Le he dicho a mi conductor que se llevara el Aston Martín de vuelta a mi hotel y que volviera a recogernos en la limusina.- La miró extrañado al verla tambalearse en los tacones-¿Estas bien?

-Claro que estoy bien. ¿Por qué no iba a estarlo?- se agacho para meterse al coche, pero no calculó la altura del marco de la puerta y se dio un golpe en la cabeza.-. Nunca me he sentido mejor- le aseguró con tono alegre. Y era verdad; varias copas de champagne habían acabado con su habitual inhibición y ahora se sentía sexy y desesperada por que Dimitri volviera a besarla.

Pero hacia calor dentro del coche y eso , unido al suave movimiento dentro del coche al ponerse en marcha tuvo un efecto soporífero en ella y le hizo cerrar los ojos y dejar caer la cabeza sobre el hombro de Dimitri.

<Parece una jovencita>,pensó él mientras le quitaba la horquilla de la cabeza para que el cabello cayera por sus hombros.

La clase de mujer con la que solía salir se habría pasado el camino acariciándole el muslo como preludio de una noche de mutua satisfacción sexual en lugar de acurrucarse junto a él como una gatita adormilada.

Habia algo en Rose que hacia que le remordiera la conciencia y no era la primera vez que pensaba que podía estar cometiendo un error al perseguirla, sobre todo después que habia descubierto que cargaba con un peso emocional que parecía estar relacionado con el fracaso del matrimonio de sus padres, el vinculo con su padre y, su mala relación con su madre.

Las emociones eran complicadas y ésa era la razón por la que no quería tener nada que ver con ellas. Le había fallado a Irina y se negaba a volver a ser el responsable de la seguridad emocional de otra mujer.

Rose frunció el ceño cuando la agradable almohada sobre la que descansaba su cuello se movió, y alguien la agarro por los hombros y la despertó diciéndole que ya estábamos en su casa.

Levanto los párpados y vio los impactantes ojos de Dimitri. Tenia su cara tan cerca que se humedeció los labios preparándose para que él la besara.

Peligrosa Sinfonía (Complete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora