Capítulo VII

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Necesitaba una mujer esa noche. Mejor dicho necesitaba a Rose, no a cualquiera, se corrigió Dimitri cuando giro a Rose y miro la trémula suavidad de sus labios. No quería quedarse anclado en el pasado y sabia que el futuro era incierto; por ello vivía el presente y en ese momento lo único que le importaba era hacerle el amor a Rose. Deslizo la mano debajo de su melena, sintió el suave roce de sus sedosos mechones y la besó.

Un relámpago iluminó el rostro de Dimitri y por un momento ella tuvo miedo, pero el roce de su boca y la descarada caricia de su lengua la hicieron darse cuenta de que ese era el lugar donde quería estar. El deseo corría por sus venas haciendo que le ardiera la sangre y gimió cuando el rodeo uno de sus pechos con las manos y acaricio el pezón que se habia tensado bajo el vestido de seda.

Se derritió con ese beso que era cada vez más intenso y rodeo su cuello justo antes de sentir que sus pies se habían alzado del suelo.

-Vé guiándome- le dijo al subirla en brazos y darle la linterna.

-¿A dónde vamos?

-A la cama.

La noche anterior Dimitri habia escuchado la voz de su conciencia, pero esa noche ya no pudo resistirse. Tal vez era debido al poder de la tormenta o a la necesidad de tener que protegerla después de todo lo que él sabia habia vivido, pero lo único que sabia era que tenia que hacerla suya.

-Si no quieres hacerlo, dilo ahora- le dijo cuando salió del comedor y se dirigió a las escaleras.

Su cabeza le decía que le exigiera que la dejara en el suelo, que le diera las buenas noches y volviera a su parte de la casa...., pero su cuerpo ardía con un deseo que le impedía actuar. Hablar con el de su infancia y sus miedos le impacto, pues descubrió como lo vivido en el matrimonio de sus padres le habia afectado en su vida adulta. Le aterrorizaba la idea de enamorarse, esa era la razón por la cual seguía siendo virgen. Pero ya no dejaría que el pasado de sus padres le impidiera tener un futuro. Era una mujer independiente capaz de tomar sus propias decisiones y esa noche habia decidido compartir su primer encuentro sexual con Dimitri Belikov.

Pero a pesar de esa valiente decisión, su corazón palpitaba cada vez con mas fuerza según subían las escaleras. Cuando entraron en el dormitorio principal, que ella misma habia decorado, las puertas que daban al balcón estaban abiertas y la tormenta se oía claramente, pero no fue consciente de nada más una vez que él la recostó sobre la cama y se acostó a su lado. La única luz era la de la linterna, pero él encontró su boca con infalible precisión y la beso.

Por encima de los bramidos de la tormenta, ella podía oir su propia respiración entrecortada mientras a su cuerpo lo invadía un deseo que no alcanzaba a comprender y que le hizo levantar las caderas como invitándolo a tocarla y acariciarla.....

Cuando él rompió el beso y levanto la cara para mirarla, ella deslizo su lengua sobre sus labios. Un beso no era suficiente, quería más y así se lo hizo saber a Dimitri, pero en lugar de besarla en la boca el deslizo sus labios por su cuello.

-Tu piel parece de seda, tan suave, perfecta -le susurro con una voz cargada de deseo. comenzo a desabrocharle los botones de la parte delantera del vestido y Rose contuvo el aliento cuando el dejo sus pechos al descubierto.- Preciosos -murmuro antes de acariciar con su lengua uno de sus pezones.

La sensación fue tan exquisita que no pudo contener un grito de placer, ningún hombre la habia tocado así.

-¿Te gusta? Sabia que debajo de ese apodo de "dama de hielo" se encontraba una mujer ardiente- susurro Dimitri incapaz de ocultar su satisfacción. Estaba demasiado excitado e impaciente por hundirse entre sus muslos. Lo habia deseado desde el primer momento que la habia visto, pero ella lo habia hecho esperar. No le sorprendía que su cuerpo ardiera en deseo, un deseo que se hizo más urgente cuando le bajo el vestido por las caderas y su escultural cuerpo quedo desnudo salvo por las braguitas de encaje rojo que cubrían su feminidad.

Peligrosa Sinfonía (Complete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora