Capitulo 12

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"El Colapso"

La luna brillaba silenciosa tras las nubes espesas en lo alto del cielo. De vez en cuando, cuando alguna nube la dejaba al descubierto, la luz que emitía se reflejaba en los árboles e iluminaba graciosamente lugares donde había existido solo oscuridad; pero aquel panorama silencioso y delicado pareció rasgarse súbitamente con un grito exaltado, proveniente del árbol a lado del templo…

-¿¡Que el muy bastardo te besó a la fuerza!? -Estalló Inuyasha luego de escuchar la respuesta de Sango, donde le contó como habían estado las cosas.

La exterminadora se sobresaltó al escuchar la exaltada reacción del joven mitad bestia, pero lo que más le sorprendió fue su forma de dirigirse al monje Miroku.

-¿Bastardo? –repitió Sango al tiempo que parpadeaba contrariada por el repentino enojo de su compañero de viaje.

Inuyasha, quien se había sentido profundamente aliviado al escuchar de la propia Sango la explicación de aquella escena tan desagradable que había tenido lugar dentro de la cabaña, de pronto se había visto presa de un enojo abrumador pues, aunque le confortaba saber que Sango no había querido ser besada, le irritaba pensar en que ese monje aprovechado había roto su palabra de no atentar contra la exterminadora, pero lo que le molestaba aún más era la idea de saber que pudo haberlo evitado, después de todo, se encontraba tras la puerta de madera cuando todo eso ocurrió. Estaba tan enojado que tenía ganas de bajar las escaleras del templo y golpear a ese maldito monje pervertido hasta cansarse; pero una cosa lo detuvo, la sola idea de pensar que la exterminadora también pudo haberlo evitado, aunque tal vez… solo tal vez… no había querido evitarlo. Esa idea le atravesó el cerebro tal como un rayo parte en dos un árbol. No quería creerlo, pero eso no descartaba la posibilidad, así que sin razonar lo que cruzaba por su cabeza comenzó a sentir una extraña ira contra Sango, quien lo miraba anonadada. Quizás fue ver su fino y claro rostro observándolo entre las hojas del árbol en que se encontraban sentados lo que le hizo enojar más. No podía imaginar como es que ella había permitido que aquel detestable monje se atreviera a profanar sus labios.

-Y se puede saber por qué demonios no lo evitaste?- preguntó enojado Inuyasha incapaz de contener la rabia que se acumulaba dentro de sí

- ¿Evitarlo…? –dijo confundida la exterminadora por el repentino cambio de humor de Inuyasha- ¿De que hablas? Yo no…

-¡Evitarlo! –exclamó enojado- no hubiera sido tan difícil… a menos que hubieras querido que él te besara –dijo terminando con un dejo de suspicacia

-¿Qué…? –trató de empezar Sango sin entender a que venía todo aquello tan de repente y sin detenerse a pensarlo trató de defenderse desesperadamente- ¿Como querías que lo apartara? ¡Es una estupidez, yo jamás hubiera…!

-¡Por favor, Sango! Me parece imposible creer que puedas contra un toro alado dos veces más grande y fuerte que tu, pero que no puedas evitar que un moje despreciable como Miroku te bese…

-¿Monje despreciable?- cuestionó Sango ¿desde cuando Inuyasha se expresaba así de Miroku?- Inuyasha, no se que te pasa pero sea lo que sea, solo te aclaro que yo no quise besar a su Excelencia, ni siquiera tuve oportunidad de defenderme, solo…

-¡Deja de fingir! –respondió interrumpiéndola nuevamente- de haber querido defenderte, te hubiera resultado muy fácil ¡pero no lo hiciste!

Sango no entendía lo que pasaba… otra vez. El extraño comportamiento de Inuyasha la confundia, no entendía a el por qué de esas repentinas y estúpidas acusaciones; lo peor del caso es que su versión no era suficiente para Inuyasha… ¡Ahora resultaba que fingía! Era obvio que no sabía que Miroku la iba a besar, ¿Cómo podría haberlo evitado!? Estaba tan exasperada que empezó a sentir unos grandes deseos de abofetear a Inuyasha. Estaba frente a él, viendo como articulaba denuncias infundadas contra ella y profería insultos al monje Miroku. Apretó el puño para contener la poca paciencia que le quedaba, pero eso no duraría mucho, estaba apunto de estallar cuando un pensamiento repentino apaciguó su alma... Un pensamiento que ya antes había rozado su consiente, pero había querido rechazar y que hasta ahora se aclaraba en su razón… Inuyasha estaba celoso.

Amor complicado Inuyasha X Sango Donde viven las historias. Descúbrelo ahora