Capítulo 10.

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Leonardo's POV.

Mi suerte con las chicas siempre fue natural. De hecho yo suelo elegir a mi "pareja" según las necesidades que presento en el momento. Lo hago desde la secundaria, me iba con las que sabían de matemáticas, aquellas dispuestas a "ayudarte con la tarea" o "hacer proyectos juntos" a cambio de un poco de atención de la bonita. Lo único que tenía que hacer era quedar con ellas en su casa, actuar como si estuviera interesado en hacer el proyecto, luego aprovechar el momento y decirles algún comentario ñoño y sin sentido como; «Tus ojos me llaman» o «Mi corazón late por ti». Terminaba besándolas y haciendo tiempo para que entones dieran las 8 pm, pusiera alguna excusa tonta y cara de lamento por no hacer el proyecto. Ella complacida y totalmente inspirada me disculpaba y al otro día lo llevaba hecho a la perfección. Siempre chicas por lo menos guapas, eso si. Ellas simplemente solían elegirme sin que yo apenas hiciera un esfuerzo-a veces incluso aunque no lo hiciera-, nunca he tenido la necesidad de combatir contra otra persona por la atención de una chica, y sin embargo, aquí estoy; sentado en el suelo de uno de los tantos pasillos de mi hogar, devorando dos hamburguesas de McDonalds en combo por mi cuenta...
Es extraño, ni si quiera estoy realmente interesado en Julie-o quizá si, un poco-pero hubo algo peculiar en ella; podrían llamarlo un tinte, un matiz, un algo que creo en mi una extraña sensación, en este preciso momento no me encuentro capaz de responder que puede ser, y no he podido hacerlo estos días en los que ella ha estado por aquí. Evito encontrármela de frente, tengo que admitir que me da un poco de temor en general, pero la observo-aunque suene creepy-de vez en cuando, los gestos de desagrado que reprime a cada bocado de verduras que da. Por eso mismo decidí ir a conseguirle un poco de comida chatarra (para desintoxicar un poco el cuerpo de tanta salud...)
Pero ahora solo me siento como un total pendejo. De hecho, en este momento, me estoy privando a mi mismo de pensar mucho, ya que se que de seguir rondando el asunto, peor será para mi. Y todo va bastante bien, por lo menos, comprado a lo desastrosa que resulta la situación. Hasta que Dianna se pasa por delante de mi dándome una ojeada veloz pero siguiéndose de largo, evitando por completo reparar en su miserable-y pendejo-hermano que se encuentra comiendo como si no hubiese un mañana en la finura y rebosante comodidad del suelo. De golpe y como obligada por el vínculo sanguíneo se frena y me da la espalda unos instantes. Cuando por fin me encara, me dice apresurando las palabras;
—En serio que NO quiero preguntar, pero siento que es mi responsabilidad como hermana... así que... ¿qué? ¿Por qué?—la confusión se dibujaba por todo su rostro.
—Se suponía que la compartiría...
—Mmmmh, que triste... adiós—forzó una mueca de disculpa y cuando estuvo a punto de seguir su camino la detuve diciéndole:
—No tienes que preguntar Dianna, te lo iba a decir de todas maneras...—rodé los ojos y disminuí el volumen de mi voz antes de proceder—...era para Julie...—¡Genial! Ahora que lo había dicho en voz alta sonaba aún más patético. Ella se acercó un poco más a mi, lucía una expresión sincera.
—Pensé que te daba igual...—comentó acuclillándose a mi lado para quedar a mi altura.
—¡Me da igual...!—remarqué mientras le ofrecía papas—pero estaba tratando de ser amable, ¿sabes?, una adolescente promedio del siglo XXI no siempre puede sobrevivir a base de verduras...
—Eres tan básico Leonardo....
—¿Disculpa?—me sorprendí, ¿mi hermana menor acababa de llamarme "básico"? ¿qué se supone que significa eso?.
—Si, eres básico. Piensas igual que el resto.—me aclaró tomando todas las papas para ella—Si la quieres impresionar tienes que pensar un poco más.—Le dio un mordisco a una papa y prosiguió—Ya sabes; "pensar fuera de la caja"...—yo me quedé mudo intentando asimilar sus palabras—Mira, la verdad, la chica se ve un poco mejor, pero no creo que salir con un chico ahora sea su prioridad—yo le di un sorbo a mi refresco de manzana con las cejas enarcadas, poniendo especial atención en su consejo—Lo cual no necesariamente tiene que ser una desventaja para ti... Si, si, el angelino tiene todas las de ganar por toda la historia con su familia y...—detiene sus ademanes mirándome directo a los ojos—Bueno, tú ya sabes, ¿no?—yo asiento—Pero eso no quiere decir que tú estés fuera de la jugada. Puedes enamorarla pero debes jugar diferente tus cartas porque esa chica no es como la mayoría...
—Dianna, cálmate—la detengo. De pronto me ha regresado la conciencia, he vuelto a la realidad.—¿Quién dijo algo de "enamorarse"?—le pregunto entre burlón y fanfarroneando. Me resulta cómico como la situación se ha edificado hasta ser está.—No seas ridícula—finjo una carcajada. De pronto, una oportuna idea me nace y no dudo en comunicársela a mi hermana.—Tú lo dijiste, la chica no está interesada en andarse con noviecitos, y por eso yo soy lo que ella necesita...
—Amm, no Leo... yo no—sacudió la cabeza negativamente—Eso es, de hecho, todo lo contrario a lo que yo dije...—se pausó el verme. La seguridad en mi rostro la hizo frenarse, Dianna-mejor que nadie-sabía que cuando una idea se me metía bien en la cabeza, no había poder místico que me hiciera desistir. Así que es ella quien desiste. Suspira resignada y luego se pone de pie dispuesta a irse—Haz lo que quieras, siempre lo haces... eres Leo. No se ni porque quise intentar...—y así sin más, se va llevándose las papas que había estado comiéndose durante lo poco que duró la conversación.
Y es que lo que digo yo tiene sentido, ¿no?
Fin del POV.

Quien vive dentro de ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora