Capitulo 13.

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Dianna's POV.

Estoy aburrida. Llevo 20 minutos dando vueltas a la cama. Debería estar ya lista para avanzar con el día pero tengo una extraño dolor de cabeza. Últimamente-he notado-nadie duerme en esta casa. Hoy no tengo clase, pero tengo junta con mi madre, lo cual implica mayor esfuerzo en todo. Tengo que arreglarme un poco más formal de lo usual, sin desayunar nada y con los dientes lavados hasta las encías, me dirijo a mi deber. Mi mamá me espera sentada en su escritorio, absuelta sobre múltiples pantallas y hojas de papel ordenadas.
—Buenos días—me saluda mientras me siento frente a ella.
—Buenos días.
Usualmente tenemos estas reuniones una vez cada semana. Ella se encarga de ponerme al corriente de todas las situaciones y detalles del Juzgado. Es a mi a quien lleva cuando hay juntas o reuniones con los demás miembros. Siempre yo, a su costado, no hablo, no opino, me dedico a prestar meticulosa atención a absolutamente todo. ¿Aburrido, no? Mmm, no tanto. Observando aprendes demasiado; aprendes a quienes mantener cerca y a quienes aún más, lees las intenciones, entiendes como se juega el juego, para cuando estás dentro, ya eres un pro.
—La situación ha estado bastante complicada, lo sabes. He logrado calmar los humos en Montreal, pero más adelante van a querer conocerla. Solo aplacé lo inevitable. Quizá los tengamos aquí para navidad o Año Nuevo...
—Pero estamos a solo unos días...
—Exacto, sin embargo no hay nada que podamos hacer. Debemos prepararla para lucir débil, pero también capaz. Para eso necesito de ti, Dianna—se quitó sus finas gafas de lectura y las dejo colgar de la correa al rededor de su cuello—Pronto serás la cabeza de esta casa, conozco tus capacidades, pero no ignoro la inseguridad que presentas aún, eres joven. Lo entiendo, y se que con los años seguirás desarrollando la habilidad.—entrecruzó los dedos adaptando una expresión cada vez más y más seria—Pero por ahora, necesito saber que eres capaz. Todos estaremos ocupados preparando a Julie, incluso tú...sin embrago, necesito que durante el evento mantengas todo bajo control, incluido a tu hermano—mierda, ahora se a donde va todo esto...—A Leonardo...—maldigo la estupida cadena genética que me une a él  en silencio, y ella continúa—Sabes como poco a poco he ido perdiendo control sobre él...—resoplo con fuerza, ella también nota que he averiguado su malévolo plan—¡Basta, Dianna!—me detiene antes si quiera que se me pueda ocurrir protestar. Mi mamá no es la clase de persona que tomes a broma—¡Que no te pase por la cabeza rezongarme! ¡Déjame hablar!—traga saliva con fuerza y lucha por recobrar la postura—No te estoy pidiendo que lo cuides o le des de comer en la boca—me dice más tranquila—Quiero que lo vigiles, que evites que haga una tontería.
—Mamá—me arriesgo a interrumpirla—Leonardo está apunto de ser mayor de edad, creo que él es bastante capaz de tomar las desiciones que...
—Dianna, hija—vuelve a robarme la palabra con un tono entre desesperado y cansado que me obliga a callar. Se soba con el índice y el anular el entrecejo. Algo debía estarle preocupando realmente—Anoche Leonardo llegó a casa a las 3 de la mañana drogado—me suelta, quedé un poco en shock, y no es que me decepcione, conozco gente que consume drogas y aún así siguen con su vida como si fuera la cosa más normal, no los juzgo. Pero mi hermano es un caso distinto. Leonardo podrá emborracharse hasta quedarse sin memoria-y quizá uno que otro cigarro de marihuana-, la verdad no se. Pero tiene en claro sus metas y lo que debe hacer para conseguirlas. Si La Militar se llegará a enterar que Leonardo consume alguna droga quedaría descartado por completo, son los requisitos, y esos tipos no se toman sus casi imposibles exámenes a la ligera.—Solo quiero asegurarme que no eche su vida a perder...
—Como mi padre—respondí por ella al verla incapaz de continuar la oración. Ella asintió.
—Como ya lo dije, todos estaremos ocupados y no quiero que él vea eso como una oportunidad de hacer lo que se le plazca—de pronto la seriedad regreso a  sus severos labios—Leonardo ya sabe las consecuencias. La primera; se le destituyó de puesto, a partir de ahora tú lideraras las cacerías. Muéstrame que puedo confiar en ti, ¿eres capaz?
Ni si quiera me lo pienso, le respondo como por instinto:
—Si, lo soy.
Es ahí cuando nuestra conversación termina ya que llaman a mi mamá comunicándonos sobre la alerta que recibieron anoche de un 13 cerca de la zona y como debemos proceder.

Quien vive dentro de ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora