|°Capítulo 6°|

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Su corazón resonaba contra su pecho, sus manos apretaban con fuerza las volante de su motocicleta mientras disfrutaba de la calidez del cuerpo de Jungkook tras suyo, abrazándole y su respiración golpeando su cuello con repetición. Podía sentir como el castaño se acurrucaba contra su espalda y restregaba su mejilla con la parte trasera de su cabellera como un lindo gatito necesitado de mimos.

Jimin realmente deseaba darle mimos.

Jimin quería abrazarle, acariciar sus cabellos mientras Jungkook ocultaba su rostro en su pecho y la calidez les abundaba, dejando a un lado el frío de la ciudad debido a las fuertes ventiscas frescas de noviembre, dando aviso de la aproximación de la –no tan amada- etapa de invierno.

Jimin odiaba diciembre, odiaba las canciones navideñas, odiaba los regalos navideños, odiaba las cenas familiares, odiaba por completos aquellas fechas de supuesta celebración, todo gracias a los recuerdos que todas aquellas cosas le provocaban.

Aún podía escuchar los gritos de su madre con una canción navideña de fondo, podía escuchar los azotes de los pies de su padre contra la manera y recodaba como los regalos para él y su hermana eran destrozados por aquel maligno hombre apodado padre por el par de mellizos.

Realmente odiaba la navidad.

La familia Min sabía la historia de Jimin, al igual que sabía que odiaba todo la felicidad del mes de Diciembre, mas no se les hizo difícil apoyarle en aquella parte y no celebrar la fecha, ya que realmente los señores Min nunca se encontraban en casa como para preocuparse por celebrar la navidad con la familia. Jimin agradecía a su nueva familia por apoyarle, pero también se sentía culpable al tener que hacer que la familia se negara a diversos eventos familiares que los amigos de la familia invitaban, así haciendo sus padres que Yoongi se quedara junto con él en casa.

—¡Jimin! —el pelinegro fue sacado de sus pensamientos al escuchar la voz de Jungkook a volumen alto.
Jimin gruñó y tras pasó un auto con el cual casi chocaba, cosa que no ocurrió gracias a Jungkook.—Ten cuidado Jimin, estas distraído ¿Ocurre algo? —preguntó en un tono audible para el pelienegro que no despejaba la vista del camino.

—No es nada Jungkook, perdona. —Jungkook asintió y volvió a apoyar su mejilla sobre su espalda mientras sentía como soltaba un suspiro. Pasaron un par de segundos más y por fin llegaron a la gran casa color rojo donde desde el patio se podían escuchar las risas de los chicos y los chapoteos que posiblemente debían ser gracias a los que se encontraran en la piscina.

Jimin se bajó en silencio y ayudó a Jungkook a desabrochar su casco tratando de no hacer contacto visual con él de alguna manera. El castaño le sonrió y tomó la muñeca de Jimin entre su mano derecha, indicándole que podía indicarle el camino. Jimin tragó seco y le miró de manera pasajera, apartando la vista al momento de que sintió la mirada de Jungkook sobre sus labios.

No entendía el porqué del temblar de sus manos, de su corazón palpitar y sus ojos necesitados de observar a los de Jungkook, porque sentía su constante mirada cada vez que pasaban cerca por los pasillos cada vez que Jungkook llegaba a su clase para buscar a Taehyung o cada vez que éste hablaba con Yoongi, como reía a la par de su hermano y le miraba de reojo chocando miradas y leves e inconsciente sonrisas disimuladas. Jimin no sabía si era producto de su imaginación, pero lo que sabía es que realmente le gustaba, le gustaba esa sensación que le otorgaba el castaño al estar cerca suyo.

—No sabía que tenían piscina, pude haber traído cambio de ropa, realmente amo nadar. —Jimin sonrió.

—Pensé que Yoongi te había dicho. Igual puedo prestarte ropa si necesitas. —Jungkook soltó el agarré de su muñeca y apresuró su paso llegando al lado de Jimin.

Prohibido (Jikook) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora