|°Capítulo 7°|

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Un engaño es una traición, una traición es lo peor que le puede ocurrir a una persona.

O eso decían todos los artículos que Jimin leía en su tiempo libre.

Jimin no entendía por qué un engaño era tan malo, por qué el estar en una relación y besar a alguien más era malo, "Solo es un beso, no tiene sentimientos" pensaba el joven moreno de -en esos momentos- catorce años mientras mordía el borrador en la parte superior de su lápiz.

-Cariño, Jimin. -el mencionado alzó la mirada y sonrió ampliamente al ver a su madre con una cálida expresión en su rostro mientras le llamaba-La señora Min tendrá ésta noche una gran cena empresarial en su casa así que haré horas extra, ¿Bien? Te dejaré dinero por si quieres salir con Jisoo o si la quieres traer a casa para pedir alguna pizza. Cuídate cariño, recuerda...

-No le abriré la puerta a nadie, más que sea mi padre, algunos de mis amigos o Jisoo. -terminó la oración-Y no aceptaré dulces de extraños. -la mujer rió y depositó un beso en la frente de su hijo-Ya no soy un bebé madre, puedo cuidarme solo.

-Claro que sí, mi Jimin ya es un niño grande. -el pelienegro rodó los ojos divertido-Me voy, nos vemos en unas horas cariño.

-Suerte mamá. -se despidió borrando su sonrisa al instante al ver que su madre ya había salido y cerrado la puerta principal. Miró el dinero entre sus manos que su madre le había entregado, no era mucho, sabía que era el dinero que hubieran usado para darse un pequeño lujo y salir a almorzar en aluna choza de comida callejera ya que realmente el estado económico de su familia era tan bajo que a penas y podía comer el ramen acompañado de un pequeño tazón de arroz.

Jimin se levantó y sacudió su ropa.
Metió el dinero en el bolsillo de sus pantalones y buscó la llave de la puerta principal dentro de uno de los cajones de la gran alacena.

Jimin aprovechaba esos momentos libres para salir a caminar por el barrio y ver a sus amigos y luego a casa de su novia.

Si voy con Jisoo y le invito una pizza como dijo mi madre me gastaría todo el dinero, pero si le invito un helado y me abstengo de comer gastaré mucho menos de un cuarto del dinero y aun podría salir con mi madre a comer.

-Genial. -murmuró Jimin con una sonrisa victoriosa.

Jimin gustaba de ahorrar, ayudaba a su madre con el dinero y escondía gran parte de él por miles de razones en las cuales prefería no recordar. Jimin iba a una escuela privada y de alta calidad gracias a los señores Min, los jefes de su madre. Su madre era ama de llaves en aquella gran casa, era amada por sus jefes y por el hijo de los señores Min, Min Yoongi.

Yoongi era el mejor amigo de Jimin, a pesar de que vivían un tanto lejos, ellos siempre se veían en el colegio y era respetado por todos, al igual que Jimin quien tenía un buen lugar social en aquella escuela para millonarios.

En esa escuela había conocido a Jisoo, la primera y actual novia de Jimin. Jisoo era una chica popular, una chica de familia con dinero y una chica que amaba a los chicos con tiernos hoyuelos e inteligencia incomparable, ósea, un Jimin.

Jimin no sabía nada de relaciones, más se había arriesgado al momento de que Jisoo le había preguntado con una carta con sobre color rosa entre sus manos y una gran sonrojo sobre sus mejillas, Jimin se había arriesgado porque había aceptado a la chica y le había permitido dar su primer beso con ella. Jimin no sentía ninguna atracción física ni sentimental por ella, a penas y se hablaban pera pedirse prestado lápices y borradores, pero Jimin pensó que sería una buena idea intentar hacer algo lo cual Yoongi hacía, tener novias y besarlas como él lo hacía.

Jimin también quería saber qué se sentía.

Por eso desde el día que había aceptado a la chica como su novia, el chico de curiosos hoyuelos había empezado a leer artículos sobre el amor sobre cómo manejar una relación y de cómo saber besar bien. Y aunque no lo graba comprender del todo, Jimin seguía intentando.

-¡Ésto es estúpido chicos, esto no sirve! -exclamó un pequeño niño de aparentemente nueve años -trece en realidad- lanzando un carrito a control remoto hacia la calle-¡Ojala te aplasten, basura! -grito en referencia al juguete.

-Oye tranquilo, ese juguete cuesta una fortuna sabes, muchos niños necesitados lo querrían roto o no. -comentó Jimin arrebatándole el control de su mano-Tienes que empezar a controlar tu ira, Kyungsoo.

-Controlaré a mi padre borracho para que me dé más dinero y compre uno nuevo, éste salió defectuoso. -respondió con burla pateando una botella vacía de refresco frente suyo.

-¿Sabes dónde está Jongin? -pregntó Jimin evitando el comentario antes escuchado-Me debe dinero y lo necesito.

-Sí, creo que fue a casa de Jisoo, tenían un trabajo en equipo o algo así, no lo sé Jimin, sabes que ni siquiera voy a su colegio.

Jimin asintió y caminó con tranquilidad unas cuantas cuadras más para llegar a la casa de su novia.

La madre de Jisoo le había recibido emocionada y con un plato de galletas recién horneadas las cuales Jimin no rechazó.

-Jisoo está en el patio trasero con un chico, ve a verlos allá. -Jimin asintió y corrió hacia la gran puerta de cristal corridiza. Podía ver la gran explanada de pasto verde y bien podado, al igual que el pequeño quiosco hasta el final del patio. Vio a su novia pelinegra de espaldas así que Jimin iba a aprovechar a asustarla y luego robarle un beso.

Los artículos dicen que es bueno ser un novio divertido y juguetón por qué eso le gusta a las chicas. Pensó Jimin con una enorme sonrisa mientras en silencio e acercaba a la pelinegra.

Pero todos sus planes se vinieron abajo cuando escuchó un par de chasquidos frente suyo y unas manos pasaron por la espalda delgada de su chica.

-Así que esto se siente una traición en una relación. -dijo Jimin en voz alta para sí mismo, más claramente el par de jóvenes lo escucharon y se sobre saltaron en su lugar-Interesante. -finalizó mirando a Jisoo a los ojos.

La chica mordía su labio inferior y miraba apenada a Jimin mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

-Jimin, y-yo... -Jisoo abrazó al moreno-Perdóname, perdón perdón perdón. -murmuraba repetidas veces empezando a llenar el hombro de Jimin con lágrimas.

-Está bien Jisoo, puedes seguir besándote con Jongin. No es considerado engaño si no hay sentimientos, supongo... -dijo confundido-No lo sé, creo que mejor deberíamos terminar, no sé si es un engaño o no pero realmente se supone que somos novios y esas cosas.

-No me termines Jimin, tú no puedes terminarme a mí, ¡Yo te termino ti! -Jimin la miró confundida y luego se encogió de hombros.

-Como quieras. -dijo sin entender muy bien la situación y regresando por donde había entrado.

Al siguiente día en clase, Jisoo les había dicho a todas sus amigas que ella había terminado con Jimin porque no sabía besar y porque era un niño aburrido. También Jongin no le había vuelto a hablar por vergüenza a darle la cara después de haberse besado con su -ahora- exnovia, claramente la amistad entre éstos se había roto.

Pero Jimin estaba bien, estaba
como si nada hubiera pasado y solo pensaba en si lo que Jisoo había hecho era clasificado como engaño o no, llegando a la conclusión que no, no era considerado engaño si no había sentimientos, si a él no le dolía, no le afectaba. Dando su pequeño experimento amoroso por terminado.

Pero entontes, cuatro años después era como si ese experimento se haya ido a la basura, haya sido erróneo y confuso.

Jimin con dieciocho años, con desconocidos sentimientos recorriendo su cuerpo y con un hermano interesado en Jeon Jungkook, el chico que en ese momento exacto se encontraba besando, mientras lo tenía acorralado contra la pared de los baños de hombres.

Jungkook no era su novio, ni el suyo ni el de Yoongi. Jungkook no era su amante, ni el de Yoongi. Jungkook era una persona libre de hacer y deshacer. Jimin era una persona libre de hacer y deshacer. Yoongi era una persona libre de hacer y deshacer.

Entonces Jimin se preguntaba:

¿Por qué se sentía traicionado y engañado?

Prohibido (Jikook) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora