Eros Loughty.
Mi oficina estaba demasiado silenciosa, tal vez por eso me percaté de las pisadas de Winter tan pronto como las puertas del elevador se abrieron. Esperé a que la puerta se abriera y ella ingresará con aires de superioridad, la observé de pies a cabeza logrando incomodarla por unos segundos. Noté que venía acompañada por dos hombres, una sonrisa irónica danzó por mis labios.— ¿A qué se debe tu indeseable visita?
— Me enteré que has estado causando disturbios en el oeste, te he dicho cientos de veces que no interrumpas en mi zona.
— ¿No se supone que somos aliados? —levanté ambas cejas.— Tu zona, es mía. No intentes huir ahora que somos aliados.
— ¿Huir de ti? Por favor, nunca podrás intimidarme.
— Dices eso porque aún no he puesto un cuchillo contra tu garganta —sonreí.— Esta noche iré al oeste a resolver unos asuntos con un deudor, diles a tus hombres que no se interpongan si no quieren salir heridos.
— Está bien, les advertiré —sus ojos me vieron con molestia.— Por cierto, ¿Te has enterado sobre el grupo élite que Evan armó? Tal parece que su líder es una persona desalmada.
— No me interesan los negocios de Evan ni los tuyos.
— ¿En serio? Porque te recuerdo que Rose murió en brazos suyos, quizás si te hubieses esforzado por la chica que tanto amabas...
— Winter, ¿Acaso sientes envidia de que nunca te quisieron de la forma en la que yo amé a Rose?
Aquello la irritó pero me puse de pie antes de oírla decir otra cosa sobre Rose, tomé mi saco y salí de la oficina dejando a dos de mis hombres controlando que las visitas se marcharán sin tocar algo mío. Al bajar al estacionamiento me percaté que había anochecido, subí al coche y manejé seguido por mis dos amigos quienes venían atrás. A pesar de que la zona oeste fuera de Winter, muchos deudores la utilizaban de escondite.
A mi mente llegó el recuerdo de Rose y la forma en la que quiso matarme, estaba seguro que no podría restaurar nuestra relación pero si había algo que le debía era la venganza contra Winter. Yo no pude protegerla y evitar que se involucrará en todo esto, lo menos que podía hacer era matar a Winter y dejar que Rose restaurará su vida con alguien que la amará de la forma en la que yo no lo hice. Una manera pura y pacífica.
Observé las calles a las que entrábamos y por instinto sujeté la pistola contra el volante, giré en una de las esquinas encontrándome con un grupo de mis hombres que al parecer ya habían atrapado al deudor. Miré a mis amigos quienes se acercaron a mi coche y golpearon la ventanilla, Foster fue el que habló.
— Ya lo tienen, sin embargo, el deudor tomó de rehén a un chico y amenaza con matarlo.
— ¿Qué demonios? —pregunté bajándome al instante.
— Nuestros hombres no pueden dar ni un paso más, el chico tiene el cuchillo contra su garganta.
— ¿Y quién demonios dejó que el idiota tomará un rehén? —la furia se demostró en mi voz.
— Yo fui el idiota —los tres miramos a Evan quien salió de un calle con una sonrisa en el rostro.— No sabía que tus hombres perseguían a un deudor por esta zona y traje a un aprendiz, lo siento.
ESTÁS LEYENDO
Pequeño Demonio: Bestia | EDITANDO
RomanceEn cuanto más fuerte sea la traición, más fuerte se volverá la víctima. Dos personas que alguna vez se amaron, ahora se enfrentarían en una pelea a muerte. Él la había lastimado de una forma inolvidable, ella lo engañó como la mejor atacante dentro...