09| Deja Vu

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Rose Collins.

Una misión solicitada por Evan significaba dos cosas: era importante y tenía una buena recompensa. No me interesaba la razón por la que nos pidió esto, sólo quería el dinero e irme a dormir. Ryan aceptó encantado, hace meses venía ahorrando para unas nuevas pistolas y con esta paga las podría comprar. Sólo éramos nosotros dos junto a Selene, él nos cubriría las espaldas mientras nosotras irrumpíamos en la reunión de dos sujetos. Al parecer, Evan hizo nuevos enemigos.

— ¿Está todo listo? —preguntó Selene y mi amigo asintió.— Entonces quedan tres minutos para que ambos lleguen.

Observamos la calle que se extendía entre ambos y poco a poco comenzamos a escuchar las ruedas de los coches acercándose, conté mentalmente los segundos restantes hasta que el primero apareció por el lado izquierdo de la calle.

Era un coche que no había visto hasta ahora, uno nuevo y posiblemente su dueño también era joven. Luego apareció el otro, si no mal recuerdo, era el coche de un viejo amigo de Winter: un tal Dalton. Ambos dueños se plantaron a mitad de la calle con hombres a sus espaldas, los dos traían maletas qué contenían quién sabe qué.

Miré a Selene y ambas asentimos, esperamos el momento exacto en el que ellos abrieran las maletas para lanzarnos por las sogas e interrumpir su ansiado encuentro. Los hombres alzaron sus pistolas y Ryan comenzó a dispararles al azar, cayeron uno atrás de otro sin minutos de diferencia.

La calle y paredes se ensuciaron con la sangre de todos, perdí el control de mis manos y estas se movieron solas sin concentrarse en un solo cuerpo. No presté atención a la forma en la que mis manos y el filo se manchaban de sangre, tampoco miré los cuerpos que caían ya que una vez en el suelo, desaparecían del campo de visión. No podía desconcentrarme frente al enemigo: eran ellos o yo.

Y me pondría sobre cualquier otra persona.

Mis cuchillos lastimaron a varios hombres, pero no a los suficientes como para evitar que una bala impactará en el brazo de Selene. Ella soltó el arma al instante llevándose la mano libre a la herida, su ropa se ensucio con sangre. Era demasiada pérdida.

— ¡Maldición! —gritó.

— ¿Qué demonios es esto, Dalton? —preguntó el más joven confundido.

— Una trampa hecha por Winter.— respondió el hombre tomándome por el brazo, quise liberarme pero no me lo permitió.— Parece que un ratón se escapó de su jaula.

— Suéltame maldito imbécil.— advertí pero le bastaron unos segundos para herir mi muñeca izquierda.

El cuchillo cayó al suelo causando un escándalo, sentí cómo perdía la noción de mi mano y la sangre hervía antes de que un insoportable dolor me obligará a soltar un grito. Miré la muñeca ahora enrojecida y ahogue las palabras en mi garganta, no gritaría de dolor, por nada en el mundo le mostraría mi sufrimiento. En lo alto, oí los gritos de Ryan mezclándose con las risas de un hombre.

Maldición.

Observé cómo el joven se escapaba en su coche, asustado por la escena que estaba presenciado. Por un segundo me pregunté qué tanta valentía se requería en este mundo para sobrevivir, incluso él siendo un cobarde es capaz de liderar una pandilla pero no lo es para enfrentar a un idiota como Dalton. Luego estoy yo, que sí lo enfrento pero no tengo un grupo de seguidores repitiendo mis actos.

Pequeño Demonio: Bestia | EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora