17| Calidez

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Rose Collins.

—Necesito unas gasas, ¿Podrías traerlas? —preguntó Mary y asentí.

Salí de la habitación para dirigirme al baño del segundo piso, tomé el botiquín de primeros auxilios y al abandonar la habitación escuché a Sean gritar. Quizás debería haber seguido con mi marcha, pero por alguna razón, mi curiosidad me obligó a quedarme. Estaban discutiendo, lo más sorprendente es que eran Sean y Foster contra Eros. No creí que ellos tres discutieran tanto.

— No tiene sentido decírselo a estas alturas del partido, ella asimiló que soy el malo de la historia y no me quejo. Mi forma de actuar no fue la debida por más que lo haya hecho con la intención de protegerla.

¿De qué demonios habla Eros?

— Eros, hiciste lo que podías en ese momento. No tuviste tiempo de sobra como para evaluar otras opciones.— respondió Foster perdiendo los estribos.

— Fui incapaz de prevenir lo que Winter planeaba, eso nunca me había pasado antes.

Tal vez hice bien en quedarme a husmear.

— ¡Genial, te has dado cuenta que no eres un Dios capaz de todo! Felicidades.— gritó Sean histérico.— La maldita de Winter tenía amenazados a todos nuestros padres, sus hombres habían puesto una bomba en la casa de Alex y Valentina que explotaría si tú no te ibas con ella. ¿Qué crees que habría hecho Rose en tu lugar?

¿Qué?

Estaba por salir de mi escondite cuando Mary me sujetó del brazo, la observé molesta y dispuesta a luchar en su contra pero ejerció más fuerza. Su expresión indicaba que lo mejor era permanecer ocultas, pero necesitaba saber por qué Eros sabía eso y yo no. De hecho, necesitaba involucrarme en esa conversación.

— Es tiempo de que escuches la otra versión de la historia, Rose.— murmuró mi amiga.

Y le hice caso. Porque quizás ganaba más oyendo a escondidas que enfrentándolos.

— Algo diferente y razonable quizás.— afirmó Eros, se lo oía nervioso.

— Eros, ¡Te enteraste de eso una hora antes del encuentro! Por el amor de Dios, eres humano y haces lo que puedes.

— Y lo peor de todo, es que nadie supo de esto hasta que nosotros se lo contamos a Ryan.— agregó Foster.— ¿Creés que él sigue odiándote? ¿Piensas que Rose te odiara si se entera? Dime, ¿Por qué tienes esa manía de menospreciarte?

¿Ryan sabía de esto? ¿Por qué no me lo dijo?

— No lo sé.

— Eros, no estamos diciéndote que has cometido un error al ponerlos a ellos sobre ti, pero deja que ella sepa la verdad y luego Rose decidirá qué hacer.

— No quería que ella supiera de esto, tal vez en su momento le habría dolido saber que tuve que tomar esta decisión a la fuerza.— soltó Eros, y con sus palabras, gran parte de mis pensamientos se dispersaron.— El odio la alentaría a seguir adelante, si Rose me odiaba por lo que hice, podría avanzar. No quería que ella se volviera como nosotros. Pero, nada salió como esperé.

¿Eros me traicionó para salvar a mis padres?

— Eros, no puedes contra todo.— dijo Sean más calmado.

Pequeño Demonio: Bestia | EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora