Capítulo 12: Camino a San Marcos
Salí temprano, como humana me habría llevado unas dos o tres horas llegar hasta San Marcos caminando, como gato tal vez sería más rápida, podía ir saltando de techo en techo. Tuve una idea mejor: el metro, tenía aire acondicionado y solo me llevaría unos veinte minutos llegar, además a esa hora de la mañana estaba casi vacío.
Entre a la estación, baje la escalera, como lo imagine había muy poca gente, y nadie me prestaba atención, vi el mapa para saber donde bajar, serían solo tres estaciones, caminé por el andén, de pronto escuché la voz de una mujer que decía – oiga saque a ese animal de aquí, podría caerse a las vías- maldición, una chica me había visto y estaba preocupada por mi seguridad. El guardia se me acerco, estiro los brazos con cuidado, estaba por agarrarme, y en eso llego el tren, al abrirse las puertas salte al interior, el guardia entro a buscarme, pero me escondí detrás de una señora que levaba varias bolsas, las puertas se cerraron, y el tren arranco con el guardia y conmigo dentro.
Dos paradas después la señora decidió bajar dejándome al descubierto, el guardia estaba en otro vagón, una estación más y llegaría a San Marcos -siguiente parada Olmos – mi estación, me sentía un poco traviesa, pase al siguiente vagón, vi al guardia algo molesto, y le maullé cariñosamente, él puso los ojos como platos, al ver que salía por la puerta como cualquier otro usuario.
Ya sé, fue una broma boba, pero tenía mucho sin sentirme graciosa. Salí de la estación de buen humor, estaba en San Marcos, en la calle del Olmo, solo tenía que encontrar el numero, pero no sería tarea fácil.
Solo veía una pequeña área comercial, el numero era 215, recordaba que el numero era 666, así que no estaba cerca, comencé a caminar, abriendo muy bien los ojos, cuando fui con Eduardo (Bernardo) a la “fiesta” tomamos un camino diferente, uno menos transitado, supongo que no quería testigos.
Recordé que todos nuestros encuentros, aunque eran en lugares públicos, siempre eran en días y horas distintos, y de poca afluencia en las calles, pensaba que era por su apretada agenda, y porque quería llevarme a la cama.
Caminé por la avenida principal un buen rato, hasta una calle que llevaba a una zona privada, se veían algunas casas grandes, todas con sus rejas altas, parecían sacadas de alguna película, demasiado anticuadas para mi gusto.
El sol empezaba a brillar con más fuerza, en un jardín había una mujer embarazada despidiendo con un sonoro beso a su esposo, en la siguiente casa una mujer de mediana edad podaba un rosal, ver las rosas me escoció todo el cuerpo, es curioso observar como el mundo no se detiene por el hecho de que yo hubiese muerto.
Recordaba que la casa estaba algo apartada, hice bien en tomar el metro, tendría que caminar mucho buscando aquel sitio, me detuve a beber agua de una charca, cuando vi aparecer un cartero, decidí seguirlo, no era seguro que Eduardo tuviera correspondencia pero era mi única idea.
Lo seguí varias calles más, cuando estaba perdiendo la esperanza, la vi, enorme e imponente, a diferencia de las demás la reja era cerrada, es decir era una puerta de hierro enorme que no permitía ver el interior, muy conveniente si eres un asesino en serie.
Solté un suspiro,” por fin” pensé agotada y feliz, salté la reja, no había jardín como en las casas vecinas, en cambio el suelo asfaltado hacia de estacionamiento, había una Van de color gris, deduje que la utilizaba para sacar los cadáveres de sus victimas.
Pero no era el único auto, el Cadillac clásico negro que usaba cuando nos veíamos estaba también aparcado, sentí furia al verlo, me había dejado impresionar por aquel estúpido coche, para mi había sido una señal de éxito. Ahora ni siquiera me parecía bonito, sacudí mi cabeza para alejar los pensamientos oscuros.
Avancé hacia la casa, la propiedad era enorme, empezaba con ese amplio estacionamiento, después la lujosa casa, y atrás de esta, había un patio con un pequeño cuarto, que parecía el cuarto de herramientas, di un par de vueltas a la casa, buscando la forma de entrar, las puertas de madera y cristal estaban cerradas, lo comprobé tras varios intentos de abrirlas a base de brincos para girar el picaporte, las ventanas tampoco eran una opción, estaban cerradas, era una pena porque eran amplias y habría sido mucho más sencillo colarme por ellas que por las de su apartamento en el centro.
No podía desistir, tenía que detenerlo cuanto antes, tenía la certeza que dentro había alguna prueba, y eso me daba ánimos, pensé en saltar con fuerza contra la ventana, con la cabeza agachada sería capaz de romper el cristal. El pelo se me erizó con solo pensarlo, me haría cortes severos, habría dolor, pero merecía la pena intentarlo.
Levanté la cabeza para infundirme valor, cuando vi la solución, podría entrar sin lastimarme severamente, en el techo se veía una forma rectangular de ladrillos: una chimenea.
No había un solo árbol por el cual trepar, pero eso no sería obstáculo, ahora que dominaba el arte de saltar, primero subí al techo de la Van, doble mis patas traseras y tomando impulso salté hacía el techo, mi caída no fue perfecta, mis patas traseras quedaron colgando, pero use mi agilidad para terminar de subir.
Caminé por el techo hasta la chimenea, bajar por ella no fue tan sencillo como me lo había imaginado, instintivamente había abierto las cuatro patas, mis uñas rasgaban el hollín pegado a los ladrillos, la sensación era muy desagradable, no pude evitar reírme al imaginar a Santa Clauss haciendo eso cada navidad( es raro cómo funciona la mente) por fin mis patas tocaron el suelo y una nube de cenizas voló, provocándome un pequeño ataque de tos.
La alegría de haber entrado no me duro mucho, aquel salón era donde había grabado el video, los cuadros de época con sus mujeres perfectas parecían burlarse de mí, sentí un hueco en el estomago al recordar que hacía apenas una semana había estado ahí, ahora me parecía toda una vida, no podía perder el tiempo llorando, después me lamentaría el no haber salido corriendo cuando sentí aquel escalofrío, ahora estaba ahí para hundir a Eduardo…
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El regreso
ParanormalEn busca de un sueño Alicia encuentra la muerte , ahora tiene la oportunidad de regresar y detener a su asesino , antes que vuelva a atacar