Capítulo 3

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______ pov.

El sol me empezó a molestar en los ojos, poco a poco parpadee abriendo estos para mirar al alrededor.

Una vez acostumbrada, me di cuenta de que me quede dormida en el mismo lugar de anoche.

Mire hacia un lado y donde se suponía que debía estar drift, no había nada.

Genial, se había ido y me dejo sola, pero no lo culpo, yo también lo habría hecho.

Algo molesta me levante del suelo, el sol ya había salido y me seguía calando en los ojos.

¿A dónde tengo que ir?

Decidí dar una vuelta por el lugar, en el centro del lago se encontraba una casa algo abandonada, pero muy bonita.

Y en los alrededores solo había una fabrica y otra casa.

Escuche quejidos de alguien antes de dar la vuelta, y ahí estaba el.

—¿Qué haces?—pregunte algo confusa.

—¿Qué crees?—pregunto con sarcasmo mientras salia del agua.

—No lo se, podrías estar haciendo cualquier cosa—me encogí de hombros.

—Solo me estaba refrescando y por accidente me resbale—se miro todo empapado.

Me fue inevitable no reír.

—¡¿Quieres decir que te caíste al agua?!—pregunte y estalle a carcajadas sin esperar una respuesta.

—Que graciosa—hablo con sarcasmo y se saco la camisa.

Al instante me di media vuelta y sentí mis mejillas arder nuevamente.

—Como si fuera algo malo—escuche como exprimía dicha camisa.

—N-no importa—decidi alejarme un poco para bajar el color rojizo de mi rostro.

—Que payasa—escuche que grito a lo lejos detrás de mi.

No voltee y seguí mi camino hasta llegar de nuevo a donde había despertado.

¿Porqué se habrá quedado?

—Ya puedes verme—escuche su voz y me gire hacia el.

Aun estaba descubierto.

Por su marcado abdomen caían las gotas de agua, el sol brillaba sobre este haciéndolo ver demasiado atractivo.

De nuevo mis mejillas se calentaron.

—Dios mio, ¡Drift!—reaccione al instante y cubrí mi cara con ambas manos.

—¡Cubrete!—ordene sin mirarle.

—Por favor ______, estas exagerando— escuche su ronca carcajada.

Sus manos se posaron sobre mis muñecas y me forzaron a despegar las de mi cara.

—¡Basta!—una sonrisa se formo en mi rostro mientras forcejeaba con el.

—¡Vamos!—pronuncio y mis manos dejaron de tocar mi cara mientras las suyas aun sostenían mis muñecas.

—Ponte una camisa y abro los ojos—hable con los ojos cerrados y la cabeza gacha.

—Lamento informarte que si me pongo la camisa tomare un resfriado —me soltó poco a poco.

—Me importa un carajo—

—Te importara cuando este enfermo y no te pueda sacar de aquí—.

Abri mis ojos.

Deriva ya se estaba poniendo la camisa.

—Aguarda—lo detuve posando una de mis manos sobre su brazo.

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