Capitulo 24

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_______ pov.

Esa misma madrugada volvimos a la mansión, drift se había comportado algo distante.

Después de lo que paso, pensé que sería diferente.

—¿Te sucede algo?—le pregunté una vez que entramos a la habitación.

Mis palabras fueron consumidas por el completo silencio.

Mordí mi labio algo nerviosa.
Me empezaba a sentir mal.

—¿D-Drift?—volví a hablar mirando su espalda.

El solo estaba ahí de pie, frente a la cama.

Mi corazón ya se estaba alterando.

Hice una mueca y deje caer la gabardina en una silla, al parecer no quería hablar.

Tiempo después, cinco minutos para ser exactos, quito su gabardina también.

Supongo que terminó de pensar.

La dejo caer en la misma silla que la mía y luego salió de la habitación sin decir nada.

Estaba tan bien hace unos minutos, y ahora parecía que no existía.

¿Hice algo malo?

Con un bufido me deje caer de espalda hacia la cama, fijando mi vista al techo.

Al tomar una bocanada de aire cerré los ojos.

Tal vez estaba cansado, o se sentía frustrado.

Quizás, es normal que se ponga así después de tener sexo.

No lo sé.

No soy hombre.

Ahg, Carajo.

Me di la vuelta dejando posar mi mirada en la ventana, el cielo era azul extremadamente oscuro, y las estrellas estaban brillantes.

Cerré nuevamente mis ojos, dejando descansar mi cuerpo en el colchón.

La brisa que entraba por la ventana envolvía mi cuerpo haciéndome sentir aún mejor.

Di un suspiro y al poco tiempo unas manos rodearon mi cintura.

—Descansa—su voz ronca acaricio mi oído.

Me quedé en silencio sintiendo el calor de su cuerpo rozando el mío.

Drift siempre olía tan bien.

•°•
°•°

—¡_______!—
—¡Drift!—
—¡Hey!—

Abrí poco a poco los ojos, tratando de concentrar mi vista.

—¡_______!—Valor gritaba de pie en la puerta.

—¿Qué suce...—mi vista se nublo por unos segundos y las punzadas en mi cabeza comenzaron a hacerse presentes.

Visión tras visión, no podía verlas con claridad.

Había luz,
mucha luz.

—¡Ah!—me quejé en voz alta cubriendo con la mano parte de mi frente y ojo derecho, intentando -estupidamente- calmar el dolor.

Las imágenes seguían cambiando en mi cabeza mientras la voz de Valor se hacía cada vez más irreconocible.

Me levanté de la cama sin ver a mi alrededor, la luz de las visiones me empezaba a cegar.

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