Pasó el fin de semana ensamblando su primer avión. El modelo que la señora Robinson le regaló era sencillo, con menos de cien piezas que no requerían pegamento, pero su habilidad para el aeromodelismo se había oxidado con el paso de las décadas.
Luego de horas de exhaustivo trabajo, ya estaba listo para comenzar a pintar. Eso no debería resultarle tan complicado. De hecho, le emocionaba imaginarse los modelos que adquiriría con el tiempo, los diseños complicados que tendrían, el desafío de hacerlos ver realistas. Los aviones de guerra siempre habían sido sus preferidos, por los intrincados patrones de camuflaje que demandaban su absoluta concentración.
Estaba listo para iniciar la segunda parte del proceso cuando su teléfono vibró sobre la mesa. Era Luisa.
—Hola —la saludó cortésmente.
—Hermanito, ¿qué tal? ¿Cómo va todo?
—B-b-bien... —Hablar por teléfono nunca le había gustado—. ¿Cómo estás tú?
—Estoy genial y te tengo muy buenas noticias. Este jueves me toca dar una conferencia en Seattle.
—¿En serio? —cuestionó con alegría.
—Así es. Jueves a las ocho de la mañana, y había pensado que a lo mejor podríamos almorzar juntos.
—Luisa, me... me encantaría, pero... ¿tiene que ser para el almuerzo? ¿No podemos cenar?
—No, por desgracia. Tengo que volver al laboratorio el viernes temprano y toda mi tarde está ocupada, así que no hay otro momento en el que podamos vernos.
—Oh...
—¿Tienes algún compromiso?
—Trabajo, Luisa. Yo también trabajo.
—¡Ah, cierto, casi se me olvida! —Su risa estruendosa lo sobresaltó—. Es que como hace tanto tiempo que no nos vemos. El abuelo ya me dijo que no vas a ir al pueblo en Navidad.
—No, lo siento...
—Marshall, ¿qué es lo que pasa? Ya fueron muchos años, no pueden seguir peleados.
—No estamos peleados, es que...
—Lo que sea que haya pasado entre ustedes, no debería ser más importante que la familia. Lo sabes bien. Mamá siempre decía...
—Que estuviéramos unidos.
—¿Entonces por qué te cierras? No te pido que seas el nieto ideal o que lo llames todos los días, pero haz un esfuerzo y vuelve a casa por Navidad.
—Perdóname, Luisa, pero no creo que lo haga.
Luisa suspiró.
—Bueno, no puedo obligarte. Al menos nos veremos el jueves, ¿no?
—Bien sabes que tengo que estar en el trabajo.
—¿Y no puedes pedirte media jornada libre, aunque sea? Solo un rato.
Marshall analizó la posibilidad. Definitivamente no era buena idea exigir tantas consideraciones ahora que por fin tenía un puesto de cierta relevancia. La señora Robinson ya debía estar dudando de su capacidad emocional para sobrellevar la presión. Además, él mismo había confesado que fue Luisa la que lo convenció de oponerse a los profesionales de la salud mental.
Sin embargo, seguía siendo su hermana. No se habían visto en un buen tiempo y si ella insistía en ir a visitar a su abuelo en Navidad, tampoco se verían por las fiestas. Eso no era lo que su madre hubiese querido.
Perfecto, decidió. Esperaría a ver el desarrollo de la reunión del lunes, y si todo iba tan sobre ruedas como su jefa esperaba, solicitaría media jornada para almorzar con Luisa. Si las cosas, por el contrario, salían mal, cerraría la boca y le explicaría que la señora Robinson no le concedió esa libertad. Era un plan infalible.
—Veré que puedo hacer —prometió.
—¡Genial! —exclamó Luisa—. Estoy deseando verte, hermanito.
Al finalizar la llamada, Marshall se recostó en la cama y se preguntó si en verdad estaba tan entusiasmado como ella.
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Un capítulo bastante corto, pero prometo compensárselos con el siguiente. Sé que la espera ha sido larga y que prometí muchas cosas que aún no han sucedido. Denle tiempo. En el próximo capítulo, empezaremos a ver los verdaderos colores de la relación de Marshall y la señora Robinson. Al menos ese es el plan. Por ahora, ¿qué opinan de Luisa? Tampoco pasará mucho tiempo antes de que la veamos en persona, y estoy emocionada por que la conozcan con mayor profundidad. ¿Qué les ha parecido hasta el momento?
Los espero en el próximo capítulo, que quizás tarde un par de días, por tratarse de uno muy tenso y complicado ;) Como siempre, gracias por el apoyo <3
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El ascenso de Marshall
RomanceCuando Marshall Valenzuela, un joven diseñador editorial, explota en una junta creativa de la revista femenina para la que trabaja, lo que menos espera es que su jefa vaya detrás de él y lo ayude a salir de su crisis. Y cuando esta revisa el proyect...