Si Marshall pensó que su noviazgo con Carrie dejaría de ser una distracción acechadora en cuanto zanjase el asunto de la señora Robinson, se había equivocado. Quizás los chistes de Parker Brown sobre cómo el tener pareja dejaba su cabeza en las nubes no estaban tan lejos de la realidad.
Marshall nunca había perdido la cabeza por una chica. Ni siquiera Mary, su relación más larga. A decir verdad, estaba convencido de jamás haberse entusiasmado con nadie. Para él, salir con mujeres consistía en encontrar una que no le disgustase y a la que pudiese resultarle atrayente, verla una vez a la semana y no pensar en ella durante los otros seis días.
Pero con Carrie era diferente. Se veían prácticamente a diario, robándole preciados minutos a sus atareadas jornadas aunque fuese solo para compartir un café. Escaparse a almorzar juntos al mediodía, acompañarse un par de cuadras cuando ella tenía trabajo cerca de la editorial, ver una película en casa de alguno de los dos...
Cuando no lograban reunirse, intercambiaban mensajes. Al comienzo a Marshall le fue desconcertante recibir una notificación y darse cuenta de que no era la señora Robinson, mas no tardó en acostumbrarse a las fotografías que Carrie le enviaba para pedir su opinión e incluso reírse ante un video de gatos especialmente divertido. No obstante, algunas mañanas despertaba esperando ver que la señora Robinson le había escrito y se entristecía al recordar que ya no tenía razones para hacerlo.
—La señora Robinson está hablando —le señaló una hastiada señorita Bawcett cuando revisó su teléfono móvil por quinta vez.
—Lo siento —respondió él, guardándolo en el bolsillo.
Estos incidentes se repetían a menudo y nunca era su jefa quien le llamaba la atención. En realidad, parecía ignorarlo. Sus «buenos días» en el elevador fueron tornándose cada vez más esporádicos hasta desaparecer y apenas se tomaba el atrevimiento de darle las gracias por cubrirla cuando llegaba tarde.
Fueron tan dolorosas su mirada y la sonrisa de satisfacción de Karla Fitzpatrick cuando esta volvió a ser seleccionada para liderar en su ausencia.
—No te lo tomes personal, Marsh —susurró Brown—. No estás en tu salsa últimamente. Pronto regresarás a la cima.
Marshall no comprendía qué había hecho para ganarse el favor de su colega, pero decidió que era irrelevante. Al menos Fitzpatrick ya no estaría sospechando de él y la señora Robinson. Ya no había nada que sospechar.
Sin embargo, una nueva amenaza se cernía sobre el horizonte. La caída del desempeño de Marshall no pasaba inadvertida y si muchos de sus compañeros lo menospreciaban, ahora lo aborrecían fervientemente. Sus trabajos eran lentos y poco inspirados, pasándose de las fechas de entrega con frecuencia y dejando un producto que decepcionaba a las lectoras más acérrimas de la revista.
Era como si Carrie fuese un vórtice en el espacio-tiempo que lo absorbía a él y gran parte del mundo alrededor. Y lo peor de todo era que ni siquiera ella podía considerarse la nueva dueña de su vida.
Porque, mal que le pesara, pensar en besarla no le ponía a galopar el corazón y tampoco sufría cuando no la tenía a su lado. Si bien disfrutaba sus momentos juntos y pasaba las horas en solitario planeando lo que harían la próxima vez que se vieran, un futuro sin Carrie no parecía tan aterrador. De hecho, un futuro con Carrie estaba mucho más próximo a aterrarlo.
Y el futuro venía a pasos agigantados, exigiendo que lo enfrentase. Porque con cada día, semana y mes que transcurría, las bases de su vínculo iban asentándose más y más, asfixiándolo como su presencia en el apartamento aquella primera noche en que no pudieron hacer nada.
Seguían sin hacer nada. Seguían sin hacer nada y Carrie comenzaba a impacientarse. No se lo diría, por supuesto, pero era un hecho que pronto se cansaría. Luisa se lo había dejado muy en claro por teléfono cuando, de alguna manera, consiguió sonsacarle aquel dato tan íntimo.
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El ascenso de Marshall
RomanceCuando Marshall Valenzuela, un joven diseñador editorial, explota en una junta creativa de la revista femenina para la que trabaja, lo que menos espera es que su jefa vaya detrás de él y lo ayude a salir de su crisis. Y cuando esta revisa el proyect...