Querida Cherry,
Sólo a veces reías como niña y me agradabas.
Luego simplemente sufrías en silencio.
Y yo te dejé diciéndote que necesitabas sonreír más.
¿Cómo podría saber que era yo el que no te dejaba?
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Cherry
PoetryTe decía Cherry, aunque te llamaras Effy. Porque me recordabas a la flor del cerezo: florecía y era la más bella, pero se marchitaba con rapidez. Igual que tú.