Querida Cherry,
No he dejado de pensar en tu mirada, en tu cabello chocolate,
en tus ojos tormentosos y en tu piel tan pálida.
Cherry, por favor, por favor, no te rindas.
No te rindas conmigo.
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Cherry
PoetryTe decía Cherry, aunque te llamaras Effy. Porque me recordabas a la flor del cerezo: florecía y era la más bella, pero se marchitaba con rapidez. Igual que tú.