Capítulo XI

412 29 96
                                    

Penumbra, luces tornasol flotantes cuan universo...

《Imaginad la oscuridad total, imaginad voces cerca y lejos de donde sentís estar de pie. Mientras sigues respirando, las voces se multiplican (...)》

Largos lamentos del más allá, risas de locura y resignación...

《Son más audibles, en cada parpadeo aparece sumada una figura adimensional oscura justo frente a vos y entes traslúcidos desfigurados (...)》

El suelo sostiene un mar cristalino reflejando todo el oscuro cielo lleno de almas en pena volando y chocando entre sí, perdidas en el infinito.

Poco a poco las voces se vuelven gritos y los entes amenazan agresivos acercándose sin que vos logréis mover un músculo... entonces descubrís que no es la imaginación, es la realidad.

¿Por qué todo después de la vida es tan aterrador?

ーTodo se ve de acuerdo al que observa. Si deseáis iros y cambiar de rumbo, al menos no olvideís jamás la importancia que llevan estas tristes almas en vuestra vida. Mínimamente merecen ser recordadas por alguien.

...Eclesidd... ¿Puedo deciros algo?

El anciano de túnica blanca, de nombre Eclesidd, asintió con sólo una mirada de sus pequeños ojos grises.

ーSiempre he sentido que sois como un padre; me habéis enseñado todo lo que conozco y lo que soy ahora, pero... también es por eso que he pillado un terror a la muerte... más grande de lo que puedo ser yo. Me asusta saber lo que sé.

ーCriatura, sin el miedo no os sentiríais vivo en estos momentos, no seríais capaz de saber lo que es amar, extrañar, temer, o morir de la euforia. Da gracias de tener este miedo recorriendo vuestros huesos ーinclinando su cuerpo a una baja estatura para emparejarse con su pupilo, le sostuvo de la coronilla en su pequeña cabezaー sin embargo, hijo mío, pequeño Aziz; no tenéis miedo a morir, apuesto a que le tenéis terror caníbal a sentiros solo, pero os recomiendo que veáis a la soledad como vuestro némesis más que como enemiga.

¿...Por qué? ーdespués de plasmar con su ojo una mirada de confusión, Aziz preguntó sus dudas.

ーPorque llegamos solos a existir... ーse incorporó y dio media vuelta para retirarseー vuestros orígenes tenían la labor de entrenaros para éste juego.

Aziz permaneció mudo, observando que Eclesidd se marchaba dejándole solo entre los espíritus perdidos de la humanidad. Ocupaba su vista en los destellos tornasol ensegecedores que se reflejaban en su pupila esmeralda, su marazmo externaba lo confundido que se sentía su corazón.

ー"Mi vida cambia de color al igual que estas luces... y si es tan hermosa como ellas se ven, debería estar bien... ーelevando unos centímetros su vista, se topó con las mismas luces provenientes del suelo, desapareciendo gradualmente al tocar una cierta altura en el fulgor del lugarー algún día me desvaneceré también... ¿Quedará algo de mi cuando eso ocurra? Me siento tan insignificante ahora..." ーal casi concluir la conversación consigo mismo y ver al anciano del tamaño de una hormiga por la distancia, dio media vuelta para irse también y perderse entre las sombrasー Nissarhei será un punto final para mi camino.

Chivo Expiatorio: Analepsis©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora